Walter Rubén Hernández Juárez
La reciente Cumbre Presidencial celebrada en nuestro país merece ser comentada, pues ha sido la confirmación de un fracaso notable de la actual administración en cuanto a lo que el Presidente Arias Sánchez ha pretendido desde mayo del 2006, constituirse en un líder regional, continental quizás o aún más, eso no lo sabremos nunca.
No cabe duda que su imagen, ganada justamente en el lustro final de los años 80, con un planteamiento ágil, flexible, que permitió el nacimiento y el desarrollo del Plan de Paz para América Central y que le valió un Premio Nobel de la Paz, no han sido suficientes para que el Presidente Arias Sánchez arrancara su 2ª gestión como el líder que él y muchos creen, o creían, que es.
La política y el mundo de las Relaciones Internacionales son un organismo vivo, en constante desarrollo, con etapas de aceleración y cambios que sorprenden a los más estudiosos y eruditos en el tema, un organismo siempre cambiante, donde las glorias pasadas son solo eso.
La importancia del Plan de Paz, el Premio Nobel, como reconocimiento, son ahora y para adelante objeto de estudio sobre todo de los historiadores, o como fuente de estudio de los politólogos, las generaciones que vivimos esos tiempos, los que estuvimos conscientes del peligro al que estuvimos expuestos, agradecemos lo hecho.
Pero el mundo es ahora, y esta 2ª administración Arias Sánchez ha fracasado en el intento, sumamente personalista, de
hacer del Presidente un líder regional, un vocero ante las grandes potencias y ante los grandes desafíos de este siglo XXI.
Hay que reconocer que el equipo de gobierno actual, tampoco se compara con el que tuvo Arias Sánchez en el período 86-90.
Desde la misma toma de posesión, cuando anunció que efectuaría una minicumbre con Chávez de Venezuela, Uribe de Colombia y Palacios de Ecuador, para ver temas de Sudamérica, cuando se insinuó como vocero de los centroamericanos ante la posibilidad de reuniones con los mandatarios de México y Venezuela, invitados a la toma de posesión, desde ese momento el tema empezó a cojear, Chávez no asistió, la posibilidad de un diálogo por el tema energético tampoco se concretó y los sudamericanos han sido más que claros: ellos arreglan sus propios problemas.
Luego de eso, hubo desafortunados comentarios que provocaron una tensa situación con el Comandante Hugo Chávez, situación hoy superada y que nos lleva camino a Petrocaribe y quien sabe, tal vez al ALBA.
Ya hemos establecido relaciones diplomáticas con China Continental, con los países árabes, con el gobierno Palestino y con Cuba, aún con un Castro Ruz en el poder, y en esto ni siquiera hemos sido originales, primero tuvo que hablar el presidente Obama sobre mejorar las relaciones con la isla, para que diéramos ese paso.
En esta administración, curiosamente, el tema de Derechos Humanos fue casi pasado por alto, a diferencia de la primera vez que Don Oscar manejo el timón del país, así le rendimos honores y le dimos un trato más que especial al líder chino de un gobierno que hace pocos años masacró 2000 estudiantes por reclamar democracia. El Dalai Lama, ganador del Nobel de La Paz, igual que Don Oscar, no fue recibido en el país, mientras se desarrollaban los lamentables hechos en el Tíbet, pocos meses atrás.
El asiento en el Consejo de Seguridad lo hemos mantenido caliente, de eso no hay duda, pero nada más.
Soy un convencido que la Política Exterior debe manejarse con base a realidades, que es necesario transigir en cuestiones de estrategia, pero no se puede politiquear con los principios.
Además, debemos ser más precisos, por un lado el presidente, su fracción legislativa, su gobierno y su partido, incluidos los actuales precandidatos, de los que por cierto no se escucha decir nada del tema de política exterior, se mataron para que se aprobara un TLC, negociado incorrectamente y que hoy por hoy tampoco sabemos de que pueda servir, dada la crisis mundial en que estamos sumidos, TLC que es un vivo ejemplo de las recetas del neoliberalismo económico, y por el otro nos comprometemos con países de izquierda, con revoluciones más o menos en progreso o en retroceso, depende como se miren y esto, no resulta coherente ni realista.
Las Cumbres de alto nivel, como la que tuvimos hace pocos días, con el Vicepresidente Biden de los EE.UU., no son un invento reciente, hace siglos hemos asistido a este tipo de reuniones, cuyo nombre de Cumbre lo debemos a Winston Churchill, pero en la 2ª. mitad de siglo XX se han venido dando con más frecuencia y con disímiles resultados. En América Latina, donde los Presidentes hoy por hoy se ven las caras casi todos los meses, en reuniones del SICA, del Mercosur, de la Comunidad Andina, de Caricom. Del Grupo de Río, de la Cumbre Hispanoamericana, LA OEA, etc. Las resoluciones tomadas suman varios miles, su seguimiento ha sido casi inexistente y sus resultados nulos, con algunas excepciones dignas de destacarse.
Una de ellas fue el éxito del Plan de Paz para Centroamérica, producto de las reuniones de presidentes en la década de los 80 y 90, especialmente. Otra, donde lamentablemente el mismo Óscar Arias Sánchez se excluyó y perdió una oportunidad de oro de hacer valer sus antecedentes, fue la Cumbre del Grupo de Río en República Dominicana, que evitó un estado de guerra entre Venezuela y Colombia.
Esta Cumbre con el vicepresidente Biden, nos dejó claras varias cosas, una que el gobierno de Nicaragua ha ido consolidando una línea confrontativa con nuestro gobierno, no solo por el diferendo que tenemos en estos momentos en La Haya, es evidente que Ortega no se lleva con Arias Sánchez. Otra que es un absurdo pretender que asistan todos los presidentes centroamericanos, cuando pocos días antes en una reunión del SICA, nuestro Presidente, con una excusa ni siquiera elegante, no digamos válida, no se reunió con sus pares y por último, el que Estados Unidos ha marcado claramente su interés en tomarnos y negociar por separado. ¿Será por aquello que dijo Julio César de “Dividi i Vinci”, divide y vencerás? o ¿Porque definitivamente no les interesa, o no le ven liderazgo, al Presidente de Costa Rica?
Este artículo fue tomado de la Sección Opinión de la Prensa Libre del día 08/04/09
La reciente Cumbre Presidencial celebrada en nuestro país merece ser comentada, pues ha sido la confirmación de un fracaso notable de la actual administración en cuanto a lo que el Presidente Arias Sánchez ha pretendido desde mayo del 2006, constituirse en un líder regional, continental quizás o aún más, eso no lo sabremos nunca.
No cabe duda que su imagen, ganada justamente en el lustro final de los años 80, con un planteamiento ágil, flexible, que permitió el nacimiento y el desarrollo del Plan de Paz para América Central y que le valió un Premio Nobel de la Paz, no han sido suficientes para que el Presidente Arias Sánchez arrancara su 2ª gestión como el líder que él y muchos creen, o creían, que es.
La política y el mundo de las Relaciones Internacionales son un organismo vivo, en constante desarrollo, con etapas de aceleración y cambios que sorprenden a los más estudiosos y eruditos en el tema, un organismo siempre cambiante, donde las glorias pasadas son solo eso.
La importancia del Plan de Paz, el Premio Nobel, como reconocimiento, son ahora y para adelante objeto de estudio sobre todo de los historiadores, o como fuente de estudio de los politólogos, las generaciones que vivimos esos tiempos, los que estuvimos conscientes del peligro al que estuvimos expuestos, agradecemos lo hecho.
Pero el mundo es ahora, y esta 2ª administración Arias Sánchez ha fracasado en el intento, sumamente personalista, de
hacer del Presidente un líder regional, un vocero ante las grandes potencias y ante los grandes desafíos de este siglo XXI.
Hay que reconocer que el equipo de gobierno actual, tampoco se compara con el que tuvo Arias Sánchez en el período 86-90.
Desde la misma toma de posesión, cuando anunció que efectuaría una minicumbre con Chávez de Venezuela, Uribe de Colombia y Palacios de Ecuador, para ver temas de Sudamérica, cuando se insinuó como vocero de los centroamericanos ante la posibilidad de reuniones con los mandatarios de México y Venezuela, invitados a la toma de posesión, desde ese momento el tema empezó a cojear, Chávez no asistió, la posibilidad de un diálogo por el tema energético tampoco se concretó y los sudamericanos han sido más que claros: ellos arreglan sus propios problemas.
Luego de eso, hubo desafortunados comentarios que provocaron una tensa situación con el Comandante Hugo Chávez, situación hoy superada y que nos lleva camino a Petrocaribe y quien sabe, tal vez al ALBA.
Ya hemos establecido relaciones diplomáticas con China Continental, con los países árabes, con el gobierno Palestino y con Cuba, aún con un Castro Ruz en el poder, y en esto ni siquiera hemos sido originales, primero tuvo que hablar el presidente Obama sobre mejorar las relaciones con la isla, para que diéramos ese paso.
En esta administración, curiosamente, el tema de Derechos Humanos fue casi pasado por alto, a diferencia de la primera vez que Don Oscar manejo el timón del país, así le rendimos honores y le dimos un trato más que especial al líder chino de un gobierno que hace pocos años masacró 2000 estudiantes por reclamar democracia. El Dalai Lama, ganador del Nobel de La Paz, igual que Don Oscar, no fue recibido en el país, mientras se desarrollaban los lamentables hechos en el Tíbet, pocos meses atrás.
El asiento en el Consejo de Seguridad lo hemos mantenido caliente, de eso no hay duda, pero nada más.
Soy un convencido que la Política Exterior debe manejarse con base a realidades, que es necesario transigir en cuestiones de estrategia, pero no se puede politiquear con los principios.
Además, debemos ser más precisos, por un lado el presidente, su fracción legislativa, su gobierno y su partido, incluidos los actuales precandidatos, de los que por cierto no se escucha decir nada del tema de política exterior, se mataron para que se aprobara un TLC, negociado incorrectamente y que hoy por hoy tampoco sabemos de que pueda servir, dada la crisis mundial en que estamos sumidos, TLC que es un vivo ejemplo de las recetas del neoliberalismo económico, y por el otro nos comprometemos con países de izquierda, con revoluciones más o menos en progreso o en retroceso, depende como se miren y esto, no resulta coherente ni realista.
Las Cumbres de alto nivel, como la que tuvimos hace pocos días, con el Vicepresidente Biden de los EE.UU., no son un invento reciente, hace siglos hemos asistido a este tipo de reuniones, cuyo nombre de Cumbre lo debemos a Winston Churchill, pero en la 2ª. mitad de siglo XX se han venido dando con más frecuencia y con disímiles resultados. En América Latina, donde los Presidentes hoy por hoy se ven las caras casi todos los meses, en reuniones del SICA, del Mercosur, de la Comunidad Andina, de Caricom. Del Grupo de Río, de la Cumbre Hispanoamericana, LA OEA, etc. Las resoluciones tomadas suman varios miles, su seguimiento ha sido casi inexistente y sus resultados nulos, con algunas excepciones dignas de destacarse.
Una de ellas fue el éxito del Plan de Paz para Centroamérica, producto de las reuniones de presidentes en la década de los 80 y 90, especialmente. Otra, donde lamentablemente el mismo Óscar Arias Sánchez se excluyó y perdió una oportunidad de oro de hacer valer sus antecedentes, fue la Cumbre del Grupo de Río en República Dominicana, que evitó un estado de guerra entre Venezuela y Colombia.
Esta Cumbre con el vicepresidente Biden, nos dejó claras varias cosas, una que el gobierno de Nicaragua ha ido consolidando una línea confrontativa con nuestro gobierno, no solo por el diferendo que tenemos en estos momentos en La Haya, es evidente que Ortega no se lleva con Arias Sánchez. Otra que es un absurdo pretender que asistan todos los presidentes centroamericanos, cuando pocos días antes en una reunión del SICA, nuestro Presidente, con una excusa ni siquiera elegante, no digamos válida, no se reunió con sus pares y por último, el que Estados Unidos ha marcado claramente su interés en tomarnos y negociar por separado. ¿Será por aquello que dijo Julio César de “Dividi i Vinci”, divide y vencerás? o ¿Porque definitivamente no les interesa, o no le ven liderazgo, al Presidente de Costa Rica?
Este artículo fue tomado de la Sección Opinión de la Prensa Libre del día 08/04/09
El señor Walter Ruben Hernández Juarez deja al desnudo el "liderazgo de Oscar Arias, es bueno que se quité la venda de los ojos, y se de cuenta que en esta administración ha destruido el país con sus politícas neoliberales que solo y unicamente han favorecido a los ricos y a los que le ayudaron a subir al poder, es claro que esta aislado internacionalmente, la politica internacional de cualquier país debe ser viva, cambiante y estar analizándose constantemente, para ver hacia donde van los vientos, el hecho que estuviera apoyando al criminal número uno del mundo George Bush lo desprestigio, cuando otras naciones especialmente latinoamérica tomaban otros rumbos a favor de sus pueblos, sin envargo quiero ser sincero demostrar lo malo que ha sido este gobierno que lo único regular que ha hecho es precisamente la plitica internacional relativamente. Lo mismo le pasa a lo interno Oscar Arias cree que tiene el apoyo del pueblo y nunca lo ha teneido, esta muy equivocado, se basa solo en las encuestas que el financia. Reanudo relaciones diplomáticas con Cuba para evitar mas desprestigio, si quiere ganar prestigio internacional que le pida publicamente a Obana que juega de democrático que devuelva Guantanamo y que indemnize al pueblo cubano.
Lic. Félix Domínguez.
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