EDITORIAL
Esperanza en El Salvador
Funes asumió el poder con enormes retos, pero con un mensaje estimulante y sensato
Su apuesta al reformismo democrático merece el apoyo interno y externo
Mauricio Funes Cartagena, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), asumió ayer como quinto presidente de El Salvador desde que ese país alcanzó la paz, en 1992. Llegan así a su fin 20 años y cuatro gobiernos consecutivos de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), partido de derecha con fuerte acento empresarial, que logró entenderse con la antigua guerrilla marxista para acallar las armas, establecer acuerdos y lanzar al país por la ruta político-institucional que abrió el paso, sin traumas, a esta sucesión.
Funes, periodista de 49 años sin relación personal alguna con el pasado insurreccional, toma posesión en condiciones particularmente difíciles. Tal como dijo en su discurso inaugural, ni él ni su equipo de Gobierno ni el ahora oficialista FMLN tendrán “derecho de equivocarse”.
A pesar de sus avances en pacificación, reconstitución del aparato público, desarrollo e índices sociales, El Salvador se mantiene como una sociedad altamente desigual, con casi un 60% de la población en condiciones de pobreza, un crecimiento económico modesto, una gran dependencia de las remesas enviadas por sus casi dos millones de emigrantes, graves déficits en educación y salud, recursos humanos poco calificados, creciente penetración del crimen organizado e índices de criminalidad que están entre los más altos del continente.
A lo anterior se suma la actual crisis internacional, con sus graves secuelas, y el deterioro creciente de las finanzas públicas, que se aceleró durante los últimos meses del gobierno de Elías Antonio Saca. En medio de tantas limitaciones y desafíos, las expectativas que se generaron durante la campaña por Funes y el FMLN son enormes y podrán despertar rápidamente la impaciencia en muchos sectores sociales.
La buena noticia es que el nuevo presidente, una persona pragmática y de claros antecedentes democráticos, parece tener objetivos claros y sensatos, y comprender muy bien el marco de posibilidades y acciones para intentar cumplirlos. Queda por saber si los sectores “duros” del FMLN tendrán una actitud similar, y si Arena y sus aliados, que controlan la mayoría en el Congreso, estarán dispuestos a asumir una actitud constructiva.
En su discurso de toma de posesión, de orientación reformista, Funes planteó la “reinvención” del país bajo una “revolución pacífica y democrática” que, en sus propias palabras, “significa disminuir las desigualdades, mejorar la calidad de vida de la población y recuperar la eficiencia de la gestión pública”. Las líneas centrales de esta visión, reiteradas de distintas formas en su mensaje, no contemplan un cambio de sistema o una alteración de las reglas del juego político, económico e institucional, sino “la inclusión social, la ampliación de oportunidades, la valorización de la producción y el trabajo, la modernización de las instituciones y la garantía plena de libertades democráticas”.
Tomado del Periódico La Nación de Costa Rica 02/06/09
COMENTARIO:
Me da pena que le guste al periódico la Nazión de Costa Rica el futuro gobierno de Frente Farabundo Martí para la Liberación Naciónl (FMLN), es lógico que este gobierno comenzara a reconstruir el país, y que no tiene el poder, lo único que tiene el es gobierno, pero que no se alegre mucho la Nazion, porque un gobierno en cualquier parte del mundo, aún contra los millones de los oligarcas, si tiene el apoyo del pueblo especialmente de la clase obrero-campesina-profesional como es el caso en El Salvador nadie lo detiene, pueden asesinar a miles pero no los detendrán, así que no se alegre mucho Nazión de Costa Rica. Costa Rica no difiere nada de las politicas neoliberales, son las mismas y consecuentemente el mismo resultado: miseria para las grandes mayorías. Viva las luchas de los pueblos del mundo.
Lic. Félix Domínguez
02/06/09 06:39
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