Juego limpio con la CCSS
Los goles anotados por los clubes de Primera División contra la CCSS, en materia de reportes salariales, atentan contra la seguridad social, personal y familiar
Esta es una denuncia periódica, que pone de manifiesto un nivel de impunidad y un privilegio que no debe continuar
La Nación publicó ayer un reportaje de los periodistas Gustavo Jiménez y Arnoldo Rivera sobre el salario promedio que devengan los jugadores de los 13 clubes de Primera División del país a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Tras una lectura rápida de los datos publicados, pareciera que los goles anotados a la CCSS por la mayor parte de los dirigentes de estos clubes superan los documentados en los estadios en cada campeonato.
La primera reacción es, pues, de sorpresa. Una de tres: o los clubes están explotando a sus jugadores, a tal punto que ni siquiera se quejan, con lo que comprometen su presente y su futuro, o los futbolistas están jugando “por amor”, como expresó el representante de un club, lo que equivaldría a un caso singular, sin paralelo en la historia del futbol mundial, y, por lo tanto, digno de un análisis particular, o bien, la conclusión prosaica de que, en estos menesteres de la seguridad social, personal y familiar, no se practica el fair play entre los clubes de Primera División y la CCSS. Aclaramos, sea dicho en honor la verdad, que en la lista publicada ayer no se contemplan los salarios, ni siquiera promedio, de los directores técnicos y de sus ayudantes, lo que agrava, por supuesto, la situación.
Actualmente, la CCSS gestiona el cobro de 730 millones a los clubes por concepto de cuotas atrasadas con base en las planillas de años anteriores. Este dato es, sin embargo, irreal pues se funda en los reportes, seguramente insuficientes, de los clubes. La suma, obviamente, debe ser mucho mayor. Estas no son suposiciones. En nuestro reportaje de ayer el representante de un club confiesa que existe un rubro llamado “incentivos”, equivalente al 60 por ciento de la remuneración total, al margen del reporte institucional. Los salarios promedio publicados de los jugadores invitan a la desconfianza y la incredulidad, pues corresponden a los más bajos en la escala de salarios del país, en cuyo caso los clubes deberían tocar las puertas de alguna institución social y los jugadores las de los tribunales de justicia.
Estos recursos quizá estén de sobra, por cuanto diversas sentencias jurisdiccionales obligan a los clubes a reportarle a la CCSS todas las remuneraciones dadas a los jugadores. Su omisión significa, según un fallo de la Sala Segunda del 2007, una práctica defraudatoria que, a la luz de los salarios promedio publicados, poco ha importado, con lo que el daño causado a la CCSS, a los jugadores y a sus familias no es de poca monta. Cerramos con una declaración del propio presidente ejecutivo de la CCSS, Eduardo Doryan: “Los futbolistas no tienen ningún don emanado de los cielos que los haga distintos de los demás trabajadores en cualquier otro tipo de trabajo. Es importante que los empresarios del futbol los incorporen a la seguridad social . Hoy son futbolistas, pero mañana pueden llevarse una patada y si no están en la seguridad social no tendrán esa red de protección para ellos y sus familias. Esto no es contra los equipos, sino contra los patronos morosos”. Tampoco es contra el futbol. Es contra un elevado nivel de evasión, que vulnera principios legales, sociales y éticos.
El tema es demasiado viejo, lo que pone de manifiesto, además de la impunidad imperante, el quebranto reiterado de normas y principios básicos de la seguridad social, dimensión esencial de nuestra historia y de nuestro ordenamiento institucional.
El mal ejemplo dado, asimismo, por los clubes, nacionales o extranjeros, no corresponde a la lealtad de la afición ni a los valores que aquellos deben defender y promover.
Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
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