EDITORIAL
¿Espionaje en el ICE?
La denuncia del diputado socialcristiano Luis Fishman debe ser investigada hasta las últimas consecuencias
La reacción del presidente ejecutivo, Eduardo Doryan, frente a la gravedad de los cargos es desconcertante
09:36 p.m. 06/09/2010
La denuncia del diputado socialcristiano Luis Fishman sobre la existencia de una oficina de espionaje en el Instituto Costarricense de Electricidad debe ser investigada hasta las últimas consecuencias. La verdad está lejos de haber sido establecida, pero ningún esfuerzo es demasiado para fijarla. Si en la denuncia hay error, respiraremos tranquilos. Si no, las responsabilidades deben ser sentadas con sentido de urgencia.
Por encima de divisiones partidarias y diferencias de opinión, no importa cuán profundas, los costarricenses debemos aprender a ser uno cuando se ciernan sobre nuestro país amenazas a los derechos y libertades individuales. La sospecha fundada, como en este caso, es suficiente para desatar exhaustivas pesquisas en materia tan delicada.
Según la denuncia, el ICE creó una Dirección de Protección y Seguridad Institucional entre cuyas funciones está vigilar a funcionarios públicos.
En apoyo de su dicho, Fishman presentó copia de documentos donde un abogado del ICE y dos “investigadores al servicio” de la institución informan sobre los movimientos del sindicalista Jorge Arguedas Mora, el 1.° de diciembre del 2009. Arguedas, secretario general de la Asociación Nacional de Técnicos de Telecomunicaciones (Anttec), dice haber sido vigilado en su casa, las oficinas del sindicato y “hasta en el funeral de Rodrigo Carazo”. Según su criterio, lo siguieron para determinar si incumple su horario de trabajo.
Fishman planteó la denuncia en la Comisión de Gasto Público del Congreso, en presencia de Eduardo Doryan, presidente ejecutivo del ICE. La reacción de Doryan es desconcertante. Rio y dijo que solo se referiría a los temas para cuya discusión fue convocado. No mostró alarma y no ofreció emprender la investigación del caso, aunque fuera para comprobar el error de la denuncia. Ese habría sido su deber, por respeto a la investidura del diputado, por la necesidad de erradicar la duda y por elemental compromiso con las libertades públicas.
Según Fishman, concluida la audiencia, Doryan dijo desconocer el funcionamiento de la Dirección de Protección y Seguridad Institucional y las tareas a ella encomendadas. Si el Presidente Ejecutivo nada sabe del despacho, tampoco puede saber si hay verdad en la denuncia presentada. Por eso son todavía más desconcertantes la risa y la displicente tranquilidad del funcionario.
Ambas se comprenderían mejor si Doryan hubiese estado consciente, con toda certeza, de la falsedad de la denuncia. La risa habría expresado desdén ante acusaciones caprichosas y la tranquilidad pudo constituirse en tribuna para ofrecer al legislador completa transparencia, hasta dejarlo satisfecho, contestadas las preguntas y esclarecidas las dudas. Pero Doryan confesó ignorancia de las actividades del despacho cuestionado. Entonces, la tranquilidad y la risa solo pueden ser interpretadas como despreocupación por el posible menoscabo de libertades fundamentales en una institución donde él ocupa la plaza del jerarca.
Como el Presidente Ejecutivo solo se refiere a los temas para los cuales es convocado, la Comisión decidió invitarlo a regresar el 16 de setiembre. El esfuerzo investigativo del Congreso no puede agotarse ahí. Los diputados tienen la responsabilidad de esclarecer el caso para tranquilidad de la ciudadanía.
El ICE, como empresa de telecomunicaciones, tiene a cargo el resguardo de la privacidad de los usuarios. Si los excesos denunciados resultaran ciertos, la preocupación sería especialmente grave, y los ciudadanos no tienen por qué soportar el peso de la sospecha. El único resultado aceptable es la erradicación de toda duda.
Tomada del periódico la Nación de Costa Rica.
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