Respuesta a Enrique Obregón
La principaltarea de Pepe Figueres fue destruir la democracia
Fernando Guier Abogado 09:40 p.m. 14/09/2010
Me fascinó que encontrara mi comentario sobre el político liberacionista, como “un feroz ataque” a esa nefasta agrupación política. Todos los males de Costa Rica derivan de ella. La pobreza es extrema, la deserción estudiantil inmensa, la infraestructura es caótica –los buses se caen con todo y puente–, la CCSS está abandonada con cirugías y citas con gran demora, la delincuencia es galopante, la inseguridad ciudadana es alarmante, el índice de homicidios sube.
En los rincones acechan los drogadictos. Cada tres familias han sido heridas. ¿De qué se ufanan? Las denuncias cunden. ¿Hablamos de corrupción? Empecemos con las indemnizaciones millonarias después de la montonera del 48. La preclara figura de don Julio Acosta, después de la Revolución del Sapoá y la caída de los Tinoco, fue noble y diáfano al seguir su postulado: “Si hay gloria no hay paga; si hay paga no hay gloria”. Y en el 48 hubo paga y ni pizca de gloria, salvo las uñas arañando en el fondo del saco del erario público.
Destrucción de la democracia. No sé en qué país vivió usted o planeta distinto, que no se enteró de los fondos mutuos ni del tránsfuga de Robert Vesco ni del presidente Figueres escribiéndole los discursos. Le recuerdo a Teja, Mc. Alpin, el Fondo de Emergencias y las Asignaciones Familiares, y a una Asamblea Legislativa corrupta enmendándole la Ley de Extradición a Vesco para que los Estados Unidos de América no le pudiera echar garra. Eso no es fomentar la democracia, sino destruirla, y esa fue la principal tarea de Figueres, desnaturalizándola.
Además, usted se equivoca en su antojadiza interpretación histórica. Dice en su artículo que combato, sin percatarse del inmenso error, y lo cito: “Antes de 1948, el ochenta y dos por ciento de la población costarricense era de campesinos, jornaleros de campo y pequeños propietarios, siempre explotados”. Figueres no solucionó esa situación y, aunque a ustedes en su mezquino análisis les duela, la gran reforma social que los liberó se debe a la noble figura del doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, dándoles garantías sociales, un código laboral y tribunales y Ministerio de Trabajo. No lo oculten porque esos campesinos lo saben y lo agradecen.
Falacias. Afirma usted otra falacia, ahora que pequeños y perversos intereses quieren oscurecer una obra magna, elevando personajes de segundo plano. Y copio: “A partir de 1960, los hijos de aquellos campesinos, comenzaron a ser médicos, ingenieros, catedráticos, economistas, industriales'”. No oculte ni tergiverse la verdad. Nada de eso se debe a Figueres, sino a un médico que con la preparación universitaria adquirida en Bélgica, creó la Universidad de Costa Rica para cambiar y beneficiar a la pobre juventud. Es logro suyo y de nadie más. No sean cicateros desconociéndole esa grandiosa obra para otorgársela a Figueres que nada hizo en ese entonces, salvo sembrar cabuya.
Y a propósito, usted está en una situación privilegiada para influir en el Ministerio de Cultura a fin de que, ahora sin miedo, exija la devolución de la finca La Sinfónica, hoy en manos ajenas.
Dice usted que el partido Liberación Nacional me debe contestar. Don Enrique, no busque cirineos que le alcen el madero.
Cárguelo usted solo, pero, en todo caso, aquí aguardo, lanza en ristre.Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.
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