A FONDO |
Escrito por Jose A. Cabezas |
El dilecto jurista Enrique Rojas Franco dijo en "Tiempos de Cambio" de Radio Columbia, el pasado sábado, que hoy el concepto de división de poderes en una república democrática se ha diluido. Actualmente, se habla más de un esquema de coordinación de poderes. • • Si lo dice don Enrique, hay que creerlo. Pero aún en esta realidad, no porque sea un cambio muy moderno es que sea sano. Porque lo importante para la salud democrática no es que haya división, por la división misma, sino un control político de parte de los representantes del pueblo –si es que lo son- sobre a quienes les hemos delegado el poder de ejecutar las leyes y dirigir el destino del país. • • Veamos: en una empresa importante se realizan las asambleas de socios, quienes son los dueños, como lo es el pueblo del Estado, según nuestra Constitución Política, con el fin de revisar lo que hace la Junta Directiva. No puede ser que sea esa Junta Directiva la que organice la Asamblea, diga cómo se va a conformar, quiénes van a ser los interlocutores que van a realizar el control, porque jamás, jamás, jamás, puede la Presidente de la República, tener un control ni siquiera parcial de la Asamblea Legislativa, lo que lograría teniendo dominio total sobre su fracción. Y mucho cuidado, si esta fracción es la mayoritaria, pues lógicamente sería un control político total sobre el Congreso por interpósita mano. Si no nos creen, observen cómo funciona la dictadura chavista en Venezuela y digan si hay o no identidad. Si eso llega a ocurrir en Costa Rica, apague y vámonos. • • Resulta imprescindible que la fracción oficialista sea vocera del Poder Ejecutivo y que defienda sus planes y actuaciones. Pero de ahí a darle a la Presidencia la facultad de elegir a su jefatura, es perder la distancia elemental, razonable, sana y honesta en una democracia. Una fracción legislativa no debe ser títere de la Presidenta, sino el representante del pueblo. Por eso, hace rato que venimos mal, con este "nuevo" Liberación Nacional. No el auténtico, sino el actual. Tomado del periódico La Prensa Libre de Costa Rica. |
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