martes, 30 de marzo de 2010
FELICITO A DON JORGE GUARDIA, NO COINCIDO CON SU PENSAMIENTO POLITICO, PERO SI CON SU ESTRATEGIA PARA SALVAR A COSTA RICA, DE LO QUE QUEDA.
En Guardia
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Jorge Guardia abogado-economista jguardia@nacion.com 06:40 a.m. 29/03/2010
Pretender que en el elusivo arte de la política todos concordemos en todo, es imposible. Pero del diálogo reflexivo y respetuoso, como el que he mantenido con don Fernando Araya, todos ganamos.
Don Fernando me confirió razón en unos puntos (por ejemplo, la posibilidad de que los partidos de oposición puedan entablar acuerdos para dominar el directorio), y yo se la doy en otros (por ejemplo, la dificultad de mantener esos acuerdos por divergencias ideológicas). Pero ambos coincidimos en que política, al centro de la democracia, implica retos para el bien común. Yo, con eso, me doy por satisfecho. Pero quiero cerrar mi participación con unas reflexiones adicionales.
Argumentar que sí es legítimo que los partidos de oposición lleguen a acuerdos con el PLN, pero que esa legitimidad fenece si el convenio es entre la oposición, no es de recibo. No hay ninguna razón de fondo que la sustente. Tan distintos son los principios del Frente Amplio y el Movimiento Libertario, como los del PLN y el mismo Frente Amplio. Muchas cosas los separan como para pretender una fusión de cuerpo y alma, pero hay también valores e ideas concretas que podrían compartir. Lo mismo va para todas y cada una de las otras agrupaciones.
¿Por qué, entonces, sería interesante cerrar filas para combatir al megasúper de todos los partidos? Porque el PLN se ha convertido en una maquinaria demasiado grande y poderosa, y puede prácticamente hacer lo que le plazca. Controla el Legislativo a través del Ejecutivo, el Banco Central, las instituciones autónomas y la Defensoría; influye en el nombramiento de los magistrados, la Contraloría, el regulador de precios y de los servidores públicos. También ha extendido su poderosa influencia a los bancos, empresa privada, medios de comunicación, agricultores, sindicatos, activistas y ambientalistas mediante su tenaz clientelismo. Hasta las autoridades electorales lo ven con buenos ojos.
Liberación, a mi juicio, lo tiene todo: poder, influencia, dinero. Podría llegar a ser como el PRI, en Méjico, que gobernó autoritariamente sobre vidas y haciendas durante décadas, y el poder corrompe. Allá, se institucionalizó la mordida; aquí, sería el chorizo. No queremos que suceda en Costa Rica. Por eso, hay mérito en un directorio de oposición, aunque solo sea para garantizar un efectivo control político y de las comisiones legislativas. Claro, los liberacionistas se oponen (salvo que la trata sea con ellos). Prefieren negociar por separado con los minoritarios, prometerles algo a cambio, y dividir la oposición para asegurarse una vez más el control' y que todo siga igual. Veremos si caen en la trampa.
Tomado del Periódico La Nación de Costa Rica.
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Jorge Guardia abogado-economista jguardia@nacion.com 06:40 a.m. 29/03/2010
Pretender que en el elusivo arte de la política todos concordemos en todo, es imposible. Pero del diálogo reflexivo y respetuoso, como el que he mantenido con don Fernando Araya, todos ganamos.
Don Fernando me confirió razón en unos puntos (por ejemplo, la posibilidad de que los partidos de oposición puedan entablar acuerdos para dominar el directorio), y yo se la doy en otros (por ejemplo, la dificultad de mantener esos acuerdos por divergencias ideológicas). Pero ambos coincidimos en que política, al centro de la democracia, implica retos para el bien común. Yo, con eso, me doy por satisfecho. Pero quiero cerrar mi participación con unas reflexiones adicionales.
Argumentar que sí es legítimo que los partidos de oposición lleguen a acuerdos con el PLN, pero que esa legitimidad fenece si el convenio es entre la oposición, no es de recibo. No hay ninguna razón de fondo que la sustente. Tan distintos son los principios del Frente Amplio y el Movimiento Libertario, como los del PLN y el mismo Frente Amplio. Muchas cosas los separan como para pretender una fusión de cuerpo y alma, pero hay también valores e ideas concretas que podrían compartir. Lo mismo va para todas y cada una de las otras agrupaciones.
¿Por qué, entonces, sería interesante cerrar filas para combatir al megasúper de todos los partidos? Porque el PLN se ha convertido en una maquinaria demasiado grande y poderosa, y puede prácticamente hacer lo que le plazca. Controla el Legislativo a través del Ejecutivo, el Banco Central, las instituciones autónomas y la Defensoría; influye en el nombramiento de los magistrados, la Contraloría, el regulador de precios y de los servidores públicos. También ha extendido su poderosa influencia a los bancos, empresa privada, medios de comunicación, agricultores, sindicatos, activistas y ambientalistas mediante su tenaz clientelismo. Hasta las autoridades electorales lo ven con buenos ojos.
Liberación, a mi juicio, lo tiene todo: poder, influencia, dinero. Podría llegar a ser como el PRI, en Méjico, que gobernó autoritariamente sobre vidas y haciendas durante décadas, y el poder corrompe. Allá, se institucionalizó la mordida; aquí, sería el chorizo. No queremos que suceda en Costa Rica. Por eso, hay mérito en un directorio de oposición, aunque solo sea para garantizar un efectivo control político y de las comisiones legislativas. Claro, los liberacionistas se oponen (salvo que la trata sea con ellos). Prefieren negociar por separado con los minoritarios, prometerles algo a cambio, y dividir la oposición para asegurarse una vez más el control' y que todo siga igual. Veremos si caen en la trampa.
Tomado del Periódico La Nación de Costa Rica.
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