LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

LUCHADOR HASTA LA MUERTE.
VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

domingo, 18 de abril de 2010

URIBE=ARIAS: GRACIAS DIOS PERSONAJES DEJAN EL PODER POR LO MENOS PERSONALMENTE, ÓJALA QUE NUEVA GOBERNANTE TENGA INDEPENDENCIA Y PRUDENCIA

Lo divino y lo humano

Chao, Uribe

Por: Lisandro Duque Naranjo
HACÍA OCHO AÑOS EXACTAMENTE que no experimentaba un relajamiento como el que ahora me embarga.

Esa molicie, por supuesto, se debe a la certeza de que al actual presidente le quedan ya pocas semanas en su cargo, lo que me basta para ni siquiera pensar todavía en quién vaya a sucederlo y dedicarme más bien a disfrutar el instante.

Obviamente no soy el único contento, pues gran parte del país se siente como si lo hubieran soltado de un patio de cárcel. Se estrena un aire de desinhibición, una temporada de liviandad. Yéndose Uribe, hasta los aguaceros dan buen genio. Los magistrados de la Corte Suprema, por ejemplo, que sufrieron sus groserías y las contestaron con un léxico íntegro pero contenido, ahora emplean términos más desenfadados. Eso en cuanto al organismo al que el azote del barrio se la pasaba haciéndole espionaje y conminándolo a la expiación. La Corte Constitucional, por su lado, a la que supuso de lavar y planchar, ya le sacó la maleta del todo desde el referendo y, cogiéndose confianza, acaba de tirarle por la borda su lastimoso proyecto de emergencia social. Por su parte, la Fiscalía, tan acomodada a las circunstancias, apenas estuvo segura de que el señor Uribe salía de la escena, y encima de eso supo que Juan Manuel se estancaba en las encuestas, sacó del limbo los expedientes por lo de las chuzadas y volvió a empapelar a Sabas Pretelt y Palacio Mejía por lo de la yidispolítica. Ahí nos vamos dando cuenta de todo lo que iba a empolvarse en los anaqueles si hubiéramos tenido un Uribe III. Muy justo que el hombre aprenda por fin lo que es la soledad del poder, que en su acepción no literaria equivale al descaro con que sus obsecuentes de la víspera le pierden el miedo y hacen, por fin, lo que les dicta su conciencia. Un poco tarde, pero nada es perfecto. Y para colmos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos despide a su gobierno con un severo cuestionamiento a propósito de la matada de pobres muchachos (falsos positivos), la colaboración de su Fuerza Pública con criminales y el hostigamiento a magistrados y periodistas.

Aún así, este presidente ya en las últimas se la pasa peregrinando por emisoras para implorar que no le dejen botadas aquellas letanías rancias ya: “¡Seguridad democrática, confianza inversionista, cohesión social, por favor!”. Y eso que falta que, en el caso de sucederlo alguno de los que él cree va a darle continuidad a esa retahíla, termine asestándole la decepción final, pues a la fija le cambiará el nombre a todo eso y quizás hasta lo descarte por chatarra.

No le pido entonces mucho al próximo gobierno, ni me preocupa de momento lo que haga. Me basta simplemente con que se limite a ser el posterior al actual, cuya ausencia me procura un placer químico. De lo que estoy seguro, es de que quede quien quede al mando del país, y toco madera para que no sea cierta persona, jamás me hará decir que “me sentía mejor con Uribe”. Es que después de éste es imposible seguir más hacia abajo. Uribe es la excepción a la norma de que “todo es susceptible de empeorar”.

Tomado del Periódico El Espectador de Colombia.

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