ELTOPO
¡ A mí sí me importa!
Tras el ‘boom’ sin precedentes alcanzado por un movimiento en Facebook, alimentado a diario por miles de ticos que exigen la salida del aire de Intrusos de la Farándula, estos Topos contradecimos el eslogan del momento “¡A usted qué le importa!” y analizamos el tema, porque penosamente, sí importa.
eltopo@nacion.com 02:40 p.m. 06/08/2010
A mí sí me importa que los hechos que se han desencadenado en las últimas dos semanas en el país, a raíz del entrevero público entre Jalé Berahimi y Jaír Cruz, hayan trascendido por mucho los pleitos arrabaleros de un programa de farándula ‘light’.
A mí sí me importa que el estilo que nefastamente ha establecido este grupúsculo en el país termine, en cualquier momento OJO LO QUE ESTAMOS DICIENDO, en un problema con consecuencias inimaginables: es tal el repudio y el odio que han cosechado que en medio de este fenómeno viral denominado Jalé a ud qué le importa, el grupo en Facebook, hay gente que habla de tomar represalias físicas contra los integrantes del espacio.
A mí sí me importa que a esta muchacha Jalé Berahimi la hayan denigrado de todas las formas posibles, dentro y fuera de las redes sociales. Ya se empezaron a subir videos con venganzas y burlas y esto, gente, no tiene ninguna posibilidad de terminar bien. Algo habrán hecho muy mal para ganarse semejante reconcomia de gente de todas las edades y oficios, quienes a diario alimentan la página con sus iracundas exigencias: ¡Fuera Intrusos!
A mí sí me importa que dar el perillazo o desconectarIntrusos del todo no sea suficiente para librarse del acoso de los nunca mejor llamados “intrusos”: con el argumento de “hacer su trabajo” se encargan de acosar a su víctima de turno y ¡ay de quien se ampare en su derecho de no dar declaraciones! Se convierte instantáneamente en carne de carroña.
A mí sí me importa que hubiera un antes y un después en el medio farandulero local: antes había dimes y diretes y pleitillos que terminaban con un café. Desde el arribo de Intrusos, los ataques personales y la invasión a la privacidad e intimidad de los demás agreden, ofenden y provocan confrontaciones espantosas donde no existen.
A mí sí me importa Y ESTO ES LO QUE ME IMPORTA MÁS: que en alguna cabeza quepa que el público pueda menospreciarse, que la gente come cuento ¡en pleno apogeo de las redes sociales y comunicaciones en general!
El video (Jaír-Jalé) que generó todo este embrollo fue transmitido el lunes 26 de agosto, en ese programa.
El público reaccionó de inmediato y arrancó el fenómeno Facebook, pero jamás, jamás como ellos se lo esperaban.
Y es que se generó un efecto bumerán en defensa de Jaír Cruz quien, a todas luces (¡ahí está el video!), fue acosado, jaloneado, provocado y ofendido por la señorita Berahimi, quien increíblemente luego intentó ponerse en papel de víctima.
A mí sí me importa que, tras guardar silencio durante más de una semana, este miércoles, los tales Intrusos, en una suerte de medida burda y desesperada (de nuevo, atentando contra la inteligencia del televidente) trataron de darle vuelta a la tortilla y armaron un escandalete basados en el tema de género y en un bacanal de absurdos adicionales.
A mí sí me importa que entiendan que la gente en este país “está en todas”, y que ellos, los de ese programa, están cruzando una línea sin retorno. Ojo uno de miles de mensajes posteados recién culminó el “descargo” de Intrusos el miércoles:
“Argumentan que (Jaír) denigra y le falta el respeto a las mujeres, cuando son ellos mismos los que se faltan el respeto; primero que todo ponen a sus dizque reporteras enseñando casi hasta la matriz para llamar la atención y, el colmo, hacen concursos (...) como La Diosa del Reggaetón, donde la imagen de la mujer es totalmente cosificada. Eso sí es denigración”.
A mí sí me importa que el productor Gastón Carreras diga que más de 30 mil personas agrupadas en Facebook, en contra de su programa, SON UNA ANÉCDOTA. Si la frase Jalé a usted qué le importa está moviendo masas, el decir de Carreras quedará en los anales de lo que increíble.
A mí sí me importa porque el país no se merece, NO SE MERECE, esa clase de espacios televisivos.
Tras todo lo visto y oído en estos días, no queda duda de que se impone una máxima absoluta –aunque increíblemente, algunos pretendan seguir con una venda en los ojos y las manos amarradas–: nada como el mal periodismo para alimentar el odio popular.Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.
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