Rodolfo Cerdas
Ojo Crítico
Politólogo
La epidemia de influenza porcina es grave. Pero nos ha demostrado que cuando hay conducción política, es posible actuar rápido, coordinadamente y bien. Es enojoso su contraste con el manejo de las inundaciones, el terremoto de Cinchona y el desempeño de la Comisión de Emergencia. También con las erróneas políticas ambientales, el estilo nada ejecutivo de “adivinar” que venían “vacas flacas” –cuando ya era la crónica de una crisis anunciada– y de perder mucho tiempo sin hacer nada, salvo improvisar un plan que no escudó a nadie y más bien evidenció las contradicciones políticas e interinstitucionales del Gobierno.
El problema es político. Muchos que vivían en un eterno mundo feliz, ahora para calmar sus miedos ante las sacudidas de un mundo que se resquebraja, silban como los niños en la oscuridad. Otros, optimistas, afirman que la crisis es “subjetiva” y basta negarla y adoptar una “actitud positiva”, para vencerla y transformarla en oportunidad. Y no faltan los gurús de importación que venden sus baratijas de tranquilidad, paz y felicidad empresarial, que por los altos precios que cobran es solo a ellos a quienes se las devuelve.
Costa Rica hace mucho perdió su rumbo. Dejó de ser socialburócrata –el legado final del PLN–, sin llegar a ser neoliberal. Abandonó las políticas de protección y redistribución estatista de las ganancias, que socializaba las pérdidas, sin implantar el modelo liberal que produciría tanta riqueza como para derramarla entre los pobres y permitirles cambiar, como dijo el Presidente, la bicicleta por una moto y el Hyundai por un BMW. Eduardo Lizano afirmó que estábamos varados en medio río. Cierto. Dejamos la orilla estatista y no alcanzamos la neoliberal. Lo que no dijo es que eso nos dejó con lo peor de ambos mundos: lo feo del antes y lo costoso del después.
Por eso algunos quieren “volver, volver”, a un pasado irretornable. Y otros, que antes iban para la otra ribera, prefieren quedarse en medio río. Pero lo que se necesita es un modelo nuevo y propio de desarrollo, humanista, solidario y nacional. Como no hay de dónde importarlo, ni menos de dónde copiarlo, y olvidamos pensar con la propia cabeza, es imposible cumplir con la tarea política central del país: definir adónde se va. Ahí está la raíz de la crisis de conducción, similar a la que sí resolvieron nuestros abuelos en la Independencia, en la guerra contra Walker, en la creación del Estado liberal, en la reforma social y con el Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales.
Hoy nos sobran candidatos tipo “yo quiero y mi mamá me dijo”, pero faltan proyectos de nación, de república y de democraciaTomado del Periódico La Nación del 03/05/09
Comentario:
Lic. Félix Domínguez.
06:39 del 03/05/09
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