El poder del miedo en la democracia
El poder del miedo en la democracia
Alex Solís Fallas*
Sí, usted leyó bien el título de este comentario: el poder del miedo en la democracia. No me refiero al poder del miedo en la dictadura, con la cual es consustancial, sino al poder del miedo en la democracia y su nefasto uso con fines políticos.
Algunos argumentarán que, desde tiempos inmemoriales, el miedo y el chantaje han sido utilizados como instrumentos al servicio del poder para doblegar voluntades.
“De ese fruto no comerás”…En general, desde Adán y Eva, las relaciones sustentadas en el miedo y el poder han regido buena parte de la vida en sociedad… ¡Los exhortos, el ultimátum y los memorandos siempre han existido!
Pero el problema que planteo es aun más profundo; algo anda muy mal en nuestra democracia y no se trata solo de la incongruencia entre los ideales que proclama nuestra Constitución y la realidad: ¡El miedo acecha!
Estamos viviendo una etapa en la que el equilibrio ideal entre poder y libertad se ha roto, favoreciendo el incremento y la concentración de autoridad.
Así pues, mientras el ciudadano común exige mayor participación en la toma de decisiones y los expertos recomiendan descentralizar el poder y conferir más potestades y presupuesto a las municipalidades, una figura que ostenta la autoridad, Rodrigo Arias, insiste en ampliar y concentrar el poder en el Presidente de la República. ¡El poder quiere más poder!
Nuestro sistema no escapa a la ola de autoritarismo que recorre América Latina. La violación de los derechos humanos, la idea de la reelección consecutiva y el impulso de candidatos o candidatas oficiales son algunos síntomas.
Debemos estar vigilantes e impedir que la política del miedo doblegue la dignidad y acabe con las garantías sociales de los costarricenses, así como con los fundamentos de la democracia
Los presidentes y los jefes de todo rango también quieren perdurar instalando un heredero o una heredera para continuar proyectando su poder, o para que éstos, cual cortesanos y escuderos, los protejan en su ausencia. Ocurre en el Poder Legislativo, en el Poder Judicial y en el Poder Ejecutivo. ¡Pululan los príncipes y princesas herederas!
Los empleados públicos viven con la sensación de estar dominados por una red de poderes invisibles e impersonales; se sienten atrapados en instituciones subyugadas por fuerzas superiores que les impiden cumplir sus funciones con transparencia. Piense así… si se proclama independiente… si vota de esta manera… si sentencia de aquella… si no refrenda este contrato… si investiga la naturaleza y el destino de aquellos fondos… si no renuncia… si no apoya… si no protege. ¡Por todo se es objeto de intimidación!
También los periodistas son víctimas de la coacción. En algunos medios de comunicación colectiva, hoy por hoy considerados un cuarto poder, también se ha sustituido por el miedo la cláusula de conciencia que debe orientar el trabajo de los comunicadores.
¡Es inmoral condicionar el trabajo y cercenar la libertad de información o las convicciones de quienes tienen la sagrada misión de informar al pueblo!
El ciudadano vive atemorizado por el hampa que campea en nuestras calles, por la inseguridad económica, pero también, porque sabe que la esencia ideológica de este gobierno es el absolutismo del poder concentrado en unos pocos políticos, en asocio con algunos medios de comunicación y empresarios.
El ciudadano común está muy preocupado, es consciente de vivir a la intemperie, indefenso, siempre acechado por las garras de un poder invisible que controla su existencia. ¡Teme ser despellejado si no se doblega!
En estas circunstancias, me preocupa la manipulación del problema de la “crisis económica” con fines políticos. No soy experto pero llamo la atención de los que más saben: se podría estar exagerando y hasta falseando algunos datos para provocar miedo entre los costarricenses y así justificar el debilitamiento de nuestra legislación laboral y otras conquistas de tipo social.
En una democracia el poder proviene del pueblo; la autoridad moral de este sistema político se funda en la transparencia, la fe, la confianza, la deliberación, la tolerancia, el respeto a la ley, a los derechos humanos y el bien común.
La invención de falsas amenazas con intenciones políticas perjudica nuestro sistema político.
Así pues, debemos estar vigilantes e impedir que la política del miedo doblegue la dignidad y acabe con las garantías sociales de los costarricenses, así como con los fundamentos de la democracia.
Tomado de página abierta del Periódico La Extra 19/05/09
COMENTARIO:
El autor de este articulo dice "miedo a la democracia, porque el miedo a la dictadura es consustancial.." El suscrito difiere de ese pensamiento considero que estamos ante una verdadera dictadura al estilo de los años 70/80 en todo latinoamenrica, con la diferencia que no nos están matando físicamente con fusiles, no obstante nos están matando en nuestra libertad de pensamiento, de crítica, de acceso a los alimentos, de corrupción, de miedo a no decir nada al gobierno, de la violación de todo nuestro ordenamiento jurídico, de la manipulación a las instituciones republicanas, salvo ciertas excepciones, etc. estamos estoy seguro en una dictadura solo nos faltan los desaparecidos, los presos políticos y los crímenes políticos.
Lic. Félix Domínguez
19/05/09 07:38
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