En Guardia
abogado-economista
La oficiosa invectiva de don Alberto Trejos incurre en tres errores garrafales: omite referirse a mi denuncia fundamental de los beneficios recibidos por la casta banquera (al igual que don Fernando Naranjo); amenaza con adoptar represalias en mi contra; y destila una cascada de insultos.
Los insultos no los voy a responder; no quiero descender a su nivel. Pero las amenazas de represalia, formuladas en un lenguaje impropio, sí deben denunciarse por provenir de un influyente amigo y socio de don Luis Liberman, candidato a vicepresidente de doña Laura Chinchilla. Espero que no sea la tónica de un eventual gobierno.
Dice que promuevo una causa escondida. Falso. Yo tengo a mi haber toda una vida de compromiso ineludible contra los privilegios injustificados de los ricos, al margen de la política. También afirma que le atribuí a don Luis “intenciones que no tuvo y actos que no cometió”. Yo no condeno (ni condono) intenciones subjetivas de nadie. Allá cada cual con su conciencia. Lo que dije, y sostengo, es una realidad objetiva que ni él ni nadie podrá camuflar con ese falaz argumento: los banqueros han desplegado una influyente labor de cabildeo y logrado beneficios injustificados que el país debe cuestionar. Ese es el punto.
Se les permitió captar recursos y efectuar préstamos sin una licencia bancaria (a cualquier mortal lo habrían metido en la cárcel), sin satisfacer encajes ni pagar impuestos. Gracias a esos y otros beneficios, su tasa efectiva es muy baja, mientras se crucifica a otros contribuyentes. Vivieron en la opulencia y cotizaron como paupérrimos. También gozaron de reducciones de encajes que les liberaban recursos para prestar y ganar más, y nada de eso ha contradicho, ni podrá contradecir, don Alberto. Están las leyes, reglamentos, actos y decretos que lo demuestran, y las actas de la Asamblea donde se bendijo a las offshore, en 1995.
Yo no estoy contra la banca. Cumple una función vital. Pero mi preocupación por los privilegios es sana y de interés público. Por eso creí que de la polémica podría emanar algo positivo. Esperaba un examen de conciencia y acto de contrición para pedir perdón al país por todos los beneficios concedidos y su anuencia a consentir reformas para eliminarlos. Pero no. Las amenazas de represalias me disuaden. Don Alberto confesó haber ido de cucharilla a la directiva de La Nación en pos de mi destitución, pero como no tuvo éxito, amenaza ahora con supuestas demandas judiciales para silenciarme. Eso es antidemocrático y vulgar. Pero a ustedes no les voy a fallar. Les prometo que mientras Dios me preste vida, y La Nación espacio, no dejaré de estar EN GUARDIA.
Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
COMENTARIO:
En primer lugar quiero felicitar sinceramente a esta gran hombre Don Jorge Guardia, estoy totalmente de acuerdo con su pensamiento, y quiero decirle que se queda corto, estos actos de corrupción de los gobiernos de últimos 20 años favoreciendo a los ricos en general, tendra su fin doloroso y los que están creyendo que se salvaran están muy engañados, cuanto se toca el estomago del pueblo no habrá ley ni gobierno que los salve, Monseñor Romero tenía una frase para los ricos "den alguno de los anillos que llevan en sus manos, porque les pueden quitar la mano", y así sucedió con la oligarquía salvadoreña, pero estos señor nacionales ni cuanta se dan, que la injusticia no es sostenible por un largo tiempo. Don Jorge estamos con usted. BASTA YA DE CORRUPCIÓN¡¡¡
Lic. Félix Domínguez
06:31 p.m. 24/11/09
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