EDITORIAL
El anfitrión de los Ortega
La intimidad de su relación con Daniel Ortega descalifica a Roberto Rivas Reyes como presidente del órgano electoral nicaragüense
Nicaragua no saldrá del abismo en que está sumida mientras haya magistrados sandinistas y liberales, o de cualquier otra denominación
Las acusaciones de fraude electoral en las elecciones municipales del 2008 y las manipulaciones emprendidas por Daniel Ortega desde entonces, aconsejarían, cuando menos, discreción en las estrechas relaciones entre el gobernante y el presidente del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua. La intimidad de la relación descalifica a Roberto Rivas Reyes como presidente del órgano rector de los comicios, pero la discreción delataría algún grado de preocupación por la imagen de la institucionalidad nicaragüense. Hasta eso es mucho pedir. Hoy, en Nicaragua, las barreras al exceso son tan bajas que nada inhibe la desfachatez.
Dos hijos de Ortega viven en Costa Rica, en el complejo propiedad de una compañía cuyos accionistas son Roberto Rivas Reyes, su esposa y su hija. La familia comparte el complejo de cuatro casas –con 2.441 metros cuadrados de construcción y 3.514 de terreno– con los jóvenes Ortega, estudiantes matriculados en una universidad privada nacional y viajeros frecuentes, que promedian más de cuatro salidas mensuales del país.
Los datos, extraídos de un reportaje publicado el lunes por este diario, apuntan a una insalvable contradicción entre la prédica social del sandinismo orteguista y el estilo de vida de sus dirigentes, pero dicen mucho más del inaceptable estado de la institucionalidad en Nicaragua.
Rivas Reyes presidió la elección de Ortega, luego del pacto fraguado con Arnoldo Alemán para permitirle ganar las elecciones con su base histórica del 35 por ciento de los votos. Presidió, también, las cuestionadas elecciones municipales y anunció, en las últimas semanas, su disciplinado acatamiento del fallo emitido por magistrados sandinistas para autorizar la reelección de Ortega.
El funcionario está en el ojo de todas las tormentas electorales y políticas, pero las sortea desde su residencia en Costa Rica, donde vive en estrecha proximidad con los hijos de la pareja presidencial, conformada por Ortega y Rosario Murillo, su poderosa primera dama. Nadie, al parecer, pensó en cuidar siquiera las apariencias, aunque la credibilidad de futuros procesos electorales esté más que comprometida.
La falta de recato no es de extrañar, cuando el propio Ortega acostumbra despachar asuntos oficiales desde la sede de su partido en Managua. El estilo de gobierno pasó de la irregularidad más o menos disimulada al completo desparpajo, muestra de la seguridad adquirida por el grupo que domina la política en el país vecino.
Nicaragua no saldrá del abismo en que está sumida mientras haya magistrados sandinistas y liberales, o de cualquier otra denominación, ya sea en la Corte o en el organismo electoral. El sitio apropiado para la expresión de posiciones partidarias es el Congreso, no los tribunales o el Consejo Supremo Electoral.
El concepto es tan básico que da pena reiterarlo, pero es inevitable hacerlo en el caso nicaragüense. En eso radica el infortunio de un pueblo esforzado, rico en tradiciones y manifestaciones culturales, sufrido hasta el martirio y merecedor de mejor destino.
El futuro inmediato no promete cambio. Las próximas elecciones presidenciales y legislativas están a la vuelta de la esquina, y Daniel Ortega podría ganarlas al amparo de una sentencia rubricada por el sandinismo judicial. Las alcaldías conquistadas en los cuestionados comicios del 2008 constituirán una base firme para la campaña oficialista y, de nuevo, la victoria consistirá en obtener el respaldo de una minoría, cuya suficiencia certificará el anfitrión de los hijos del Presidente en Costa Rica.Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
La Nazión no se rasgo las vestiduras, cuando el Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica violo públicamente todas las leyes electorales en el TLC- USA, solamente para poner unos ejemplos: Los partidos de la Oligarquía rebasaron por miles de millones de colones el limite de propaganda, no declararon la fuente de esa enorme cantidad de dinero, en los tres días de veda antes del día de las elecciones los partidos de la derecha sigueron como si nada haciendo propaganda, los Arias salían en televisión como Pedro por su casa, el embajador Gringo en esos días y antes hacía propaganda política, amen que es un extranjero que por ley ordinaria de la República tiene prohibido hacerlo y nadie le dijo nada, el Tribunal calladito, presentamos mas de 700 apelaciones del proceso electoral y el Tribunal Supremo de "Elecciones" las rechazo ad portas, etc. etc. etc. no entiendo cual es la diferencia entre el Tribunal de Elecciones de Nicaragua y el de Costa Rica.
Lic. Félix Domínguez
06:23 04/11/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario