LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

LUCHADOR HASTA LA MUERTE.
VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

FELICITO AL ARTICULISTA POR TAN ACERTADO COMENTARIO, LOS PUEBLOS SOMOS HERMANOS Y ASI DEBEMOS TRATARNOS.

Ningún conflicto fronterizo. El actual es un conflicto burgués Imprimir Correo electrónico
Escrito por Ernesto Herra Castro

La guerra contra el narcotráfico es, desde sus inicios, una guerra perdida. Sin embargo, justifica la intervención militar del ejército de los Estados Unidos en cualquier espacio del continente americano.

A partir de la puesta en marcha de la doctrina Monroe, en el primer decenio del siglo XX, Estados Unidos se autoasignó el derecho de intervenir en aquellos países que consideraran “políticamente inestables”.

Si bien es cierto, el papel de Estados Unidos, a través de los principales organismos financieros internacionales, fue un papel fundamental en la aplicación de las políticas macroeconómicas impulsadas por las administraciones Tatcher (1979-1990) y Reagan (1981-1989) durante la década de los años 80 del siglo anterior, los sectores de la burguesía centroamericana tuvieron la principal responsabilidad en el desmantelamiento de las plataformas estatales que en la actualidad han incrementado los índices de pobreza a nivel regional. Sin embargo, el papel de los sectores burgueses de la región centroamericana se enfocó en la articulación plena del conjunto de los países de la región en la dinámica de la acumulación del capital. Para ello se impulsó, por parte de los distintos sectores de la burguesía centroamericana, un proceso basado en la disminución de la importancia que había jugado el trabajo en el producto social. Lo anterior se desarrolló con base en el incumplimiento de los derechos de las y los trabajadores, entre ellos el pago del salario mínimo, el cual ha pauperizado las condiciones de vida del conjunto de la población trabajadora centroamericana.

A partir de la integración de la región centroamericana en la dinámica neoliberal, caracterizado por la consolidación de los monopolios y la lapidación definitiva de la libre competencia, el conjunto de los países del istmo se enrumbaron hacia un modelo caracterizado, principalmente, por la expulsión de su población (no es casualidad que el déficit económico de los países centroamericanos se financie, en mayor proporción, por las remesas enviadas por la población emigrante centroamericana en los cuales Nicaragua y Costa Rica son parte de esta realidad).

El contexto de tensión que experimentan estos dos países en la actualidad, no es más que el conflicto entre dos sectores de la burguesía regional centroamericana cuyos intereses se ven confrontados.

La presencia militar de los Estados Unidos en Costa Rica, justificada de manera ilusa como parte de la estrategia de la guerra contra el narcotráfico, no significa más que el reposicionamiento del imperialismo estadounidense en la región centroamericana. Lo anterior ha dado como resultado la instalación de una base militar en Costa Rica ante la pérdida del control geopolítico que este país ha experimentado durante la última década en América Latina.

Si bien, Nicaragua es un país con una dinámica estatal administrada por un sector de la burguesía claramente integrada con los circuitos de reproducción del capital, no deja de ser cierto que los gringos invadieron en más de tres oportunidades a este país sólo durante el siglo XX, lo que justifica, aún con las pérdidas ambientales, el cierre del acceso que tiene Nicaragua por el Mar Caribe, vía río San Juan, hacia su territorio.

Los sectores de la burguesía costarricense, beneplácitos históricamente con los intereses del imperialismo estadounidense, al punto de llegar a facturar un millón de dólares diarios provenientes de los Estados Unidos a cambio de facilitar la presencia de contras, militares e inteligencia estadounidense durante y después de la Revolución Sandinista en su territorio, es la que hoy intenta hacernos creer que son los nicas quienes nos han invadido, cuando ha sido el gobierno de Costa Rica quien ha amenazado abiertamente a Nicaragua al permitir convertir a nuestro país en una base militar.

Ni el pueblo de Costa Rica ni el de Nicaragua tienen porqué intervenir, herirse u ofenderse por el conflicto que experimentan en la actualidad dos sectores de la burguesía regional que hoy controlan estos dos países. Los pueblos de Nicaragua y Costa Rica, hemos demostrado, por más de veinte años, tener capacidad de convivir e intercambiar culturalmente en el ámbito de la interculturalidad. Razón tiene hoy el gobierno de Nicaragua, independientemente de la lógica con la cual es dirigido, de dragar el Río San Juan en respuesta a la ofensiva imperialista de los Estados Unidos en la región.

Lo que queda claro en el actual contexto es que a ninguno de los dos gobiernos le preocupa el tema medioambiental. De ser así, el Gobierno de Nicaragua habría solicitado al de Costa Rica el cierre incondicional de la minería con cianuro en el caso de Industrias Infinito, por contaminar sus aguas. Asimismo, el gobierno de Costa Rica no habría si quiera pensado en la posibilidad de darle permisos para operar a esta mina, mucho menos si esto atentara contra su vecino y mucho menos decretarlo de interés nacional.

Ante la actual ofensiva estadounidense en tierra costarricense, el gobierno de Nicaragua debe solicitar la expulsión del ejército estadounidense del territorio costarricense sin condiciones porque esto atenta contra su soberanía. Asimismo, el gobierno de Costa Rica debe expulsar del territorio nacional a las tropas militares estadounidenses que hoy atentan contra su soberanía.

Nicaragüenses y costarricenses debemos tener la capacidad de entender que este no es un problema de nuestros pueblos vecinos y hermanos. Por el contrario, es un problema de dos sectores de la burguesía regional que hoy se confrontan entre sí. Permitamos, con gusto y tranquilidad, que sean los propios sectores de la burguesía binacional quienes se devoren de una vez por todas.

Author of this article: Ernesto Herra Castro

Tomado del periódico la Prensa Libre de Costa Rica.

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