LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

LUCHADOR HASTA LA MUERTE.
VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

domingo, 30 de enero de 2011

DICTADURA ARIAS: INGEUO FERNANDO ZAMORA PIDIENDOLE AL EXPRESIDENTE DE FACTO QUE MEDIA PARA CONVENCIÓN, CUANDO TODO ESTA COCINADO ADREDE.

Las generaciones políticas

Este es el tiempode los cortesanosy lasgenuflexiones

Calificación:

0 comentarios





Dr. Fernando Zamora C Abogado constitucionalista fzamora@abogados.or.cr 08:30 p.m. 29/01/2011

Dionisio I (430-367 a.C.), –apodado el Antiguo para distinguirle de su sucesor homónimo–, escaló las cimas del poder en Siracusa sobornando al ejército y engañando al pueblo. Ávido de grandeza, incluso llevó a Platón a su Corte, aunque poco tiempo después –por cuanto el filósofo criticó severamente su tiranía–, furioso, lo esclavizó.

Ambicioso también de gloria, organizó un certamen poético, compró a los jueces, y ante el asombro de la población, procuró que lo proclamaran vencedor. En la imposición de tributos se caracterizó por ser cruel y sanguinario. Pese a la estima inicial, el pueblo terminó odiándolo, de lo que él era consciente. De ahí la sorpresa que le ocasionó saber que Hiemera –cierta anciana de la ciudad– rogaba insistentemente a los dioses por él. Tanta extrañeza le provocó el rumor, que hizo traer a la mujer a su presencia para escuchar, de su propia boca, las razones de tan insólita devoción: “Siendo niña –le dijo– tuvimos un gobernante cruel. Rogué a los dioses que lo quitaran del camino y ellos me oyeron. Más a aquel tirano, le sucedió otro que lo superó en maldad. Volví a rogar pidiendo lo mismo y nuevamente mis ruegos fueron escuchados. Posteriormente llegaste tú, que has hecho niños de pecho a tus antecesores. De ahí que, escarmentada, pido a los dioses larga vida para ti, no sea que quien te suceda, resulte aún peor”.

Alusión tragicómica. Esta anécdota histórica, es una tragicómica alusión a la decadencia de las generaciones políticas, una de las peores amenazas de las naciones y –en las sociedades modernas– de los partidos políticos. Al igual que sucede con la generalidad de las cosas, las generaciones políticas ostentan gradualidades en su calidad. Los hombres que con su paso marcan una impronta fundamental en el camino de los tiempos, difícilmente son superados por sus discípulos. Inusual es que un Ptolomeo supere a un Alejandro.

Esto se debe a que –aludiendo a la famosa frase de Ortega y Gasset– también los líderes y las generaciones políticas son hijas de sus circunstancias. Si las circunstancias son tormentosas, la generación que las enfrenta tiende a agigantarse. Por el contrario, del solaz disfrute de tiempos bonancibles y de suscripción de herencias, lo factible es que surja un Marco Brutus, difícilmente un Julio César. Las grandes generaciones fundadoras surgen como derivación de un enfrentamiento a situaciones sociales traumáticas, insufladas por una moral inspiradora que representa el ensueño que los sobrepone a la dura realidad que les toca confrontar. Son levadura moral de los pueblos.

Degeneración política. Portadores del nuevo ideal como hipótesis de perfección, visionarios que anticipan lo porvenir, y así influyen en sus congéneres por la fe que tienen en la misma viabilidad de la quimera. Sus acciones tienden a acrisolarse con las de sus almas gemelas contemporáneas. Por eso, cuando Figueres luchaba contra lo que se denominó la “Internacional de las Espadas”, a su lado combatían Betancourt y Muñoz Marín. Por el contrario, cuando la bonanza posterior a la brega consolida los beneficios de la lucha, o es la hora del festín y los legados se han repartido, las generaciones políticas que se suceden van degenerando –como en la anécdota de Siracusa– paulatinamente.

Es el tiempo de los cortesanos y de las genuflexiones. Tiempo en el que ser rebaño y tener alma de siervo ofrece múltiples ventajas a cambio de abdicaciones morales. No son épocas de afirmaciones ni de negaciones, sino de dudas, pues creer es ser alguien. El cortesano, incapaz de abrazar una pasión o fe, carece de ese esqueleto que otorga el carácter. El problema es que una generación que en la acción política hace de la sumisión incondicional un hábito, no encuentra ambiente propicio para forjar su carácter. En esas tendencias cortesanas, en donde el digno es políticamente menospreciado en beneficio del servil, la cotización del mérito se devalúa y las “conductas correctas” son mejor valoradas que la acción firme, propia de la dignidad altiva.

Tiempos de castración. Tiempos de castrar los pensamientos alados y de caballos de paseo pero con marcas de propiedad en sus ancas. De finas formas, pero nada más. Allí la dignidad engendra recelo y es atacada hasta el ridículo. Así pues, la conclusión obligada de esta reflexión es que en beneficio de la patria, nuestros partidos políticos deben procurar la producción de generaciones políticas de calidad. Para ello, promover cada día una mayor democratización dentro de las agrupaciones es un imperativo categórico. De ahí que veo con preocupación las iniciativas en el Partido Liberación Nacional que procuran, por un lado, adelantar el activismo electoral, y por otro, evitar la convención dentro de la socialdemocracia. Salvo el excepcional caso de que exista un consenso absoluto en torno a una figura, lo óptimo es abrir las posibilidades de lucha democrática en su momento adecuado, pues la sola sucesión de esos combates, producen generaciones políticas de calidad.

Aún tengo fresca en la memoria el caso –del que fui testigo siendo yo aún colegial secundario–, de la batalla que el Dr. Arias Sánchez libró en solitario contra el cuasiconsenso prácticamente pleno de una estructura partidaria que lo adversaba y con los expresidentes de la República aliados en su contra. Su consigna de entonces fue sin muletas ni padrinos y allí venció. Hoy, por el fuerte apoyo que don Rodrigo Arias está recibiendo de esa misma dirigencia, algunos se han apresurado a dar por hecho candidaturas únicas. Para esto realizan movimientos a efectos de proscribir la posibilidad de una lucha interna, obviando que en el liberacionismo existe al menos un representante de una nueva generación, que ha manifestado sus intensiones de blandir su espada en el momento correcto, lo que ha sido informado por este periódico.

Confío en que el Dr. Óscar Arias interponga sus buenos oficios a efectos de evitar las inconvenientes intenciones de sus propios adeptos. No me cabe la menor duda que don Óscar, repito, un convencido probado de estas ideas y de la necesidad de mejorar la calidad de la política costarricense, será fiel a sus más íntimas convicciones.

Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.

No hay comentarios: