En Vela
Julio Rodríguez envela@nacion.co.cr 10:15 a.m. 15/07/2010
La Defensoría de los Habitantes hace historia. De defensora ha pasado a ser creadora de derechos de los habitantes, el primero: el derecho al facilismo y la mediocridad.
La Defensoría ha recomendado al MEP reducir el valor de las pruebas nacionales de bachillerato. Así, el examen de bachillerato debe valer solo un 25% de la nota final para graduarse, en vez del 60% actual. El 75% restante, si se aceptara el 25%, se derivaría del promedio de las calificaciones de décimo año y de los dos primeros trimestres de undécimo que no son, por cierto, un modelo de exigencia ni mucho menos. Además, la Defensoría está proponiendo que el bachillerato tico se equipare, en cuanto a exigencia, al de El Salvador y República Dominicana, pese a que, en punto a pruebas internacionales, estos países están rezagados.
Venturosamente, el jefe de Gestión de Calidad Educativa, Félix Barrantes, el ministro Garnier y el exministro Guillermo Vargas se han opuesto a este disparate o proclama del derecho al facilismo y la mediocridad, la forma más atroz de atacar el subdesarrollo y la pobreza y de combatir la deserción o el nivel de fracaso. El facilismo y la mediocridad contra el derecho a la excelencia, contra el valor ético del estudio y la rendición exigente de cuentas para (de)formar a nuestros niños y adolescentes, y enfrentar el reto de la competitividad en la sociedad del conocimiento.
Uno de los “argumentos” de la Defensora es que la prueba del bachillerato (60%) “dura una sola mañana”, mientras que las otras se prolongan por dos años (décimos y undécimo años) y valen un 40%. Tiempo contra calidad. Extensión contra comprensión. Según este criterio, un doctorado en una universidad de verdad o una prolija investigación no valen nada, en comparación con los años de clases.
En fin, derecho tico al facilismo y la mediocridad. La FIFA debe aceptar cinco países de la Concacaf al Mundial para ir nosotros. El maestro Alexander Sklioutovski debe ir a la cárcel por su disciplina y exigencia en la formación de jóvenes y grandes pianistas. Deben cerrarse los colegios donde se gradúan bachilleres y técnicos al mismo tiempo. Deben abrirse decenas de universidades de garaje. Nuevo código de ética nacional: No se puede. Vale más el dinero fácil que el fruto del trabajo honrado. Hágase rico de la noche al día. No estudie, “juéguesela”, pues quien quita un quite. Valen más cuatro horas de tele que media hora de estudio. Padres de familia: no les pongan límites a sus hijos. Se deprimen. Hijos: no les hagan caso a los rocos de sus tatas. Vayan a la Defensoría a defender sus derechos. Vivan siempre la vagancia y la paz'
Tomada del periódico la Nación de Costa Rica.
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