¡MEZQUINOS!
¡MEZQUINOS!
Enrique Tovar
¡Mezquinos!, llenos de toda mezquindad, evidentemente, están aquellos que dicen que Óscar Arias Sánchez no hizo nada por Costa Rica.
El porrazo que se habrán de dar cada vez que transiten por la moderna vía a Caldera o en cada ocasión que levanten la mirada y vean la corona más grande de Centroamérica resplandeciendo en lo alto del maravilloso Estadio Nacional.
¡Mezquinos!, verdaderamente tacaños, porque adrede no quieren reconocer la triste situación que vivía Costa Rica antes de que asumiera el poder Arias Sánchez. El pueblo entonces no creía en los políticos, la desconfianza hacia los gobernantes era total y la democracia parecía dar signos de un agotamiento fatal.
En menos de dos años Arias Sánchez puso a caminar nuestro sistema democrático gracias a su inclaudicable posición en pro del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, con un referendo que le dio un remezón al adormilado espíritu de los ciudadanos y ciudadanas, porque la voluntad popular se fortalece cuando los electores se ponen de pie y dan su parecer en las urnas.
En menos de dos años las encuestas pusieron de manifiesto que la población costarricense de nuevo creía en los políticos y depositaba confianza en ellos, porque se estaba dando el caso de un gobernante que desde la Casa Presidencial ejecutaba, tomaba medidas, hacía obras y le daba un vigoroso aliento a la maquinaria del Estado.
¡Mezquinos, sí!, porque no toman en cuenta los embates –los verdaderos tsunamis- que con diligencia y disposiciones acertadas tuvo que afrontar Óscar Arias Sánchez cuando por el mundo corrió la alerta de la crisis alimentaria que habría de provocar hambre en todas las latitudes. Se dijo entonces que en Costa Rica se tendrían que racionar los alimentos. Pero allí estaba ‘un hombre en casa’, como se lo escuchamos decir a varias mujeres, que se arremangó las mangas y en el país no hubo escasez de granos.
También, ante la crisis económica mundial que se desbocó con la clausura de bancos, el derribo de economías fuertes, quiebras de grandes compañías, el Mandatario de los costarricenses salió con el ‘Plan Escudo’ para tratar de contener ese oleaje devastador que, como jinete apocalíptico, amenazaba con la miseria y la destrucción.
Y dentro de nuestro territorio, los terremotos y las tormentas tropicales golpearon sin misericordia. Empero, allí estaba un mandatario y su equipo dispuestos a dar una lucha sin cuartel.
En lo social, el programa “Avancemos” ha sido una iniciativa oportuna para que nuestra juventud menos favorecida no se quede rezagada, se prepare académicamente y no se convierta en “carne propicia de la delincuencia” o en parásito de la sociedad a causa del desempleo y las drogas. ¡Cuánto hubiera dado Jesús Jiménez Zamora por contar con una herramienta de ese tipo cuando sabiamente en 1869 estableció la enseñanza primaria obligatoria y gratuita!
En el sector productivo, en el empresarial, en el ámbito del comercio, en las esferas de la educación superior y en las áreas de la ciencia y la tecnología, Óscar Arias Sánchez dejó huella profunda.
Sí, como humano Arias Sánchez debe tener muchos defectos y como gobernante es obvio que se le quedaron pendientes, sobre todo porque encontró un país paralizado –entrabado con el TLC con Estados Unidos- y porque cuatro años es muy poco tiempo para darle vida saludable a un país que padecía de esclerosis.
Al mirar esa tacañería, esa envidia enfermiza o esa penosa miopía de aquellos que poco o nada han hecho por Costa Rica –salvo obstruir o decir no a todo-, conviene recordar aquel consejo de Séneca, cuando en una de sus epístolas recomienda: “Si te metes en política, aprende a soportar el odio”
Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.
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