LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

LUCHADOR HASTA LA MUERTE.
VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

martes, 8 de diciembre de 2009

DEMOCRACIA PARA LOS RICOS Y MISERIA PARA LOS POBRES, ESTO SE ACABARÁ PRONTO, PORQUE ESTA MONTADO EN UNA BASE INJUSTA, ES INSOSTENIBLE.

Dialéctica

Maridajes indeseables

Juan Manuel Villasuso

El maridaje, compadrazgo o contubernio entre personas que ejercen distintos poderes en una sociedad constituye una patología indeseable y dañina para la convivencia democrática. La frase de Lord Acton “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente” encierra una verdad inexorable.

Montesquieu, en “El Espíritu de las Leyes” alertó sobre los males que acarrea el maridaje entre los poderes del Estado. “Cuando los poderes legislativo y ejecutivo se hallan reunidos en una misma persona o corporación, entonces no hay libertad, porque es de temer que el monarca o el senado hagan leyes tiránicas para ejecutarlas del mismo modo. Así sucede también cuando el poder judicial no está separado del poder legislativo y del ejecutivo. Estando unido al primero, el imperio sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, por ser uno mismo el juez y el legislador y, estando unido al segundo, sería tiránico, por cuanto gozaría el juez de la fuerza misma que un agresor.”

La concentración de los poderes del Estado es una de las más nocivas tentaciones que enfrentan los gobernantes. El deseo de algunos presidentes de imponer sus criterios y decisiones (que de manera equívoca llaman gobernabilidad) los lleva a aplicar múltiples mañas para dominar y controlar a las otras instancias de poder estatal, una de ellas es el nombramiento de acólitos o timoratos en puestos clave.

Pero en las sociedades modernas, además de los tres poderes republicanos, existen otros poderes, denominados fácticos, que son tan importantes como los constitucionales.

Los poderes fácticos han sido definidos como los que “se ejercen al margen de los cauces institucionales del Estado y se sirven de su autoridad informal o de su capacidad de presión para influir políticamente. Se practican de hecho y la clave de su ejercicio es la capacidad de controlar mecanismos externos a la política para lograr poder político.”
Entre los poderes fácticos reconocidos están los medios de comunicación, que no solo informan sino que influyen en la opinión pública; las cúpulas empresariales (gran capital) con injerencia en las decisiones económicas, tributarias y comerciales; y el sector financiero y bancario, cuyas ganancias dependen de las normas regulatorias y de las políticas monetarias y cambiarias que aplican los bancos centrales. La Iglesia, los partidos políticos y los sindicatos son otros poderes fácticos con intereses particulares.

Cuando los poderes fácticos se apropian o dominan los poderes formales del Estado, entonces la institucionalidad pierde legitimidad, porque las decisiones de los órganos estatales ya no responden al interés público (bien común) sino a los intereses privados de esos grupos de poder. Es la forma más depurada y espuria de privatización.


En los últimos años hemos visto en Costa Rica cómo el sector financiero se ha convertido en uno de los poderes fácticos con mayores prerrogativas y privilegios, lo cual es indicio de su vinculación con el poder político y de su capacidad de cabildeo y maniobra para afectar leyes y políticas que le permiten rápido crecimiento y altas tasas de ganancia.

Basta con examinar las menores cargas fiscales, el auge que tuvieron las offshore y la política de encaje de dos décadas, así como los saltos entre lo privado y lo público de connotados banqueros, y su relevancia en las campañas electorales. Eso nos permite entender mejor quienes han sido los verdaderos ganadores de la liberación financiera y como lo han hecho.

Tomado del periódico Extra de Costa Rica.

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