En Guardia
abogado-economista
Quiero sumar mi voz de protesta a las de otros ciudadanos que han denunciado vehementemente el nombramiento de doña Ofelia Taitelbaum, exdiputada oficialista, en la Defensoría de los Habitantes. Los diputados le hacen un magro servicio a la democracia costarricense.
La democracia representativa convencional se basa en la división de poderes y la sana teoría de los frenos y contrapesos para evitar la concentración de poder en manos del gobernante. Y la democracia participativa, incorporada recientemente en la Constitución Política pero observada desde antes, otorga al ciudadano potestades legales para defenderse de los abusos de quienes ostentan el poder. El poder se ejerce desde los ámbitos público y privado. Y los abusos también emanan de esos dos sectores.
El Derecho, por tanto, debe proteger al ciudadano ayuno de poder. Dos instituciones jurídicas desarrollan la democracia participativa: la Protección al Consumidor para defenderlo de los abusos del sector privado, y la Defensoría de los Habitantes para defenderlo de los abusos del poder público. La jurisprudencia ha definido que el ciudadano ofendido por abusos de entes públicos no tiene acceso a la protección del consumidor, pues para eso está la Defensoría. Pero si esta está al servicio de un partido con altas posibilidades de reelegirse, los usuarios quedan amarrados.
El nombramiento de la diputada Ofelia Taitelbaum por la mayoría oficialista, apuntalada por una minoría servil y acomodaticia (las minorías suelen plegarse a la mayoría por interés), fue una burla grosera y burda a la democracia participativa. La comisión de nombramientos había convocado a los mejores, elaborado todo un proceso de selección con base en atestados y capacidad, y entrevistó a muchos candidatos altamente calificados. Pero fue ocioso. Ya se sabía que la ungida por los Arias era doña Ofelia. ¿Para qué hacer el ridículo, entonces, de una convocatoria si, como decía Otilio Ulate, ya olía a compadre hablado? La hipocresía y cinismo de los diputados no tiene límites.
A mí me preocupa muchísimo la concentración de poder que se está dando en el gobernante. Los diputados oficialistas han demostrado ser un apéndice del Poder Ejecutivo. Zapote es, en realidad, el que nombra a discreción a magistrados, al Contralor General de la República, Regulador General de Precios y ahora a la Defensora de los Habitantes. Hace falta una reforma política de fondo para evitar la concentración. Pero más bien desean convocar a una constituyente para acrecentar el poder del Poder Ejecutivo. Pienso que doña Ofelia Taitelbaum debe renunciar. Si no, el pueblo quedará jodido. ¡Jodidísimo.
Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
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