Columnista
Ojo Crítico
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Rodolfo Cerdas Politólogo 07:39 p.m. 19/06/2010
Visto su actuar político, esta Administración se está caracterizando más por sus vacilaciones que por su firmeza; y más por sus ocurrencias que por sus decisiones; un tono inclinado hacia la superficialidad farandulera light y no a una auténtica sencillez democrática.
Las consecuencias negativas inevitables se quieren resolver –a la Abel Pacheco–, acudiendo a la consejería superior del precandidato Rodrigo Arias, bajándole de rebote el piso al ministro de la Presidencia, quien si no sabe o no puede cumplir sus funciones, debería renunciar no más sea por dignidad.
Los gestos populistas –con que doña Laura buscaría mantener el favor de la gente–, es probable que dejen buena impresión en ciertos sectores, por lo menos en lo que resta de la luna de miel poselectoral, prematuramente agonizante. El abandono del debido decoro a una investidura como la de Presidente, puede ser visto por algunos como gracioso y democrático, ya sea con poses de boxeadora, con casco de la Cruz Roja, o danzando alrededor de una paella con su cónyuge en un programa de televisión.
Sin embargo, esto suscita varias cuestiones. ¿Cómo se configura, y con qué prioridades, la agenda presidencial? Con los problemas que hay, nuevos y heredados, cabría esperar un uso más útil y eficaz del tiempo. Está la huelga de residentes en siete hospitales; los reclamos por vivienda de los eternos engañados vecinos de Pavas, Hatillo, Alajuelita y Guararí; el bloqueo de transportistas hacia Panamá; el conflicto de los porteadores y las protestas de los damnificados de Cinchona; los pedidos de las universidades públicas; y, en fin, los cambios de política monetaria, cambiaria y fiscal, que se piensan adoptar por Hacienda y el Banco Central; el zigzag en las licitaciones del nuevo puerto de Moín; las decisiones de última hora con la carretera a Caldera; el estado comatoso de puentes, caminos y carreteras, en medio de amagos de huelga en el MOPT, además del secretismo en el Minaet, poniendo mordaza a la directora de Setena. ¿Y las pifias y la falta de control de daños en RREE (nombramientos en la ONU y en Holanda) y en el fallido aumento a los diputados? Y solo para agregar un simple detalle más: ¿qué se piensa hacer con la DIS?
Al no emplearse el tiempo escaso en coordinar las soluciones a los grandes problemas que acosan al país y gastarlo como si estuviéramos en campaña, se olvida que las elecciones pasaron y es la hora de ocuparse, a tiempo completo, de la real agenda nacional y no de ganar aplausos fáciles, que son tan variables como las veletas y que, cuando la masa se frustra, hace que quienes más aplaudieron sean los que más rechiflen. Es un gobierno muy “ji-ji” en momentos de “ayayay”.
Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
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