UN PACTO SIN RUMBO
UN PACTO SIN RUMBO
Jorge Eduardo Matamoros Guevara *
A cien días de que la oposición asumió el control del Directorio Político de la Asamblea Legislativa, los resultados de su trabajo evidencian que la llamada “Alianza por Costa Rica”, lejos de constituirse en una estrategia política significativa para favorecer la gobernabilidad del país, ha demostrado en la práctica todo lo contrario. La falta de cohesión entre sus miembros, la ausencia de una visión estratégica sobre el perfil del Congreso y sobre todo la carencia de liderazgo, especialmente del presidente, Juan Carlos Mendoza, indican que la verdadera intención de estas fracciones de oposición fue la suscripción de un pacto para que el oficialismo no continuara dirigiendo el Parlamento.
Es indudable que el trabajo coordinado a lo interno de la Asamblea Legislativa es vital para responder con buen suceso a todas las demandas sociales. Si a lo interno del Parlamento se falla en este aspecto, la capacidad para atender las peticiones de los sectores público y privado son nulas. Lamentablemente, en este ámbito hay que reconocer también que el trabajo del actual Directorio Legislativo ha sido muy limitado, porque entre ellos mismos no comparten tesituras ideológicas y ni siquiera se esfuerzan por conciliar sus posiciones, de manera que estas se presenten unificadas y con un tono propositivo y edificador.
Esta coherencia es muy difícil que suceda, pues es claro que dicha “alianza” carece de cuerpo y de dirección. En realidad no existe tal alianza y aún cuando las fracciones de oposición que la conforman señalaron que nacían como tal para debatir a través de mecanismos y de reglas concertadas, lo cierto es que hasta ahora han demostrado que son solamente parte de un pacto sin rumbo que nada bueno le aporta al país, porque en realidad son el producto de una coyuntura política para repartirse el Directorio. Por ello, su capacidad política para dirigir el Parlamento es prácticamente nula, pues ni siquiera tienen un vocero, interlocutor o una contraparte que permita el diálogo franco y sincero con el oficialismo. Así las cosas, tristemente lo que se entiende por la llamada “alianza” no es otra cosa más que un cascarón sin propuestas legislativas.
En este momento Costa Rica está urgida de legislación importante para avanzar en su desarrollo. Sin duda alguna, el proyecto de reforma fiscal es uno de ellos, y en consecuencia se requiere un trabajo serio y comprometido en la Asamblea Legislativa. Pero hasta en estos temas trascendentales el papel de la oposición ha sido deficiente y con diferencias abismales respecto a lo que es una posición en bloque. Mientras que las fracciones del PASE y del PAC están a favor de una reforma fiscal, el diputado del PUSC, Luis Fishman, lucha en su contra, al igual que lo hace la fracción del Movimiento Libertario. Igualmente, mientras los libertarios están a favor de la apertura en la producción y exportación eléctrica, el Frente Amplio y el PAC se oponen.
En definitiva, la incoherencia, la falta de un rumbo temático y la ausencia de liderazgo son los rasgos característicos de la llamada “Alianza por Costa Rica”. Es muy triste admitirlo, pero el país debe entender que este pacto de fracciones legislativas es el reflejo del oportunismo político y que en 100 días de gestión solo se le ha visto unido para hacer el control político al gobierno, pero en ningún momento se les ha visto cohesionados trabajando propuestas legislativas para el mejoramiento de la calidad de vida de los costarricenses. Lo más lamentable es que este panorama, que demuestra fragilidad de gestión por parte del actual Directorio Legislativo, no cambiará mientras los “aliados” no hagan la diferencia que existe entre tener el control del Directorio -que le otorga el Reglamento- y organizar con diligencia el quehacer legislativo.
Tomado del periódico Diario Extra de Costa Rica.
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