LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

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VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

miércoles, 9 de marzo de 2011

DICTADURA ARIAS: CORROMPIERON LA DEMOCRACIA, SON UNOS CORRUPTOS MOGIGATOS, PROSTITUYO LA LEY Y CONSTITUCIÓN POLITICA, ETC.

Los Wikileaks: el memorando II

La cultura de la clandestinidad y el desprecio a la legalidad es propio de los Arias

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Otton Solís Economista 09:28 a.m. 08/03/2011

Los cables de Wikileaks y las publicaciones de La Nación solo ponen en palabras de la Embajada lo que siempre fue evidente: el Gobierno Arias tramó, planeó, intimó, no con las/los costarricenses sino con la Embajada de EE. UU. Si por cada cien reuniones sobre el TLC con la Administración Bush, el Gobierno se hubiese reunido una vez con quienes hacíamos preguntas, pedíamos diálogo y enviábamos cartas, la historia sería otra. Pero se prefirió maquinar con el extranjero interesado que dialogar con la Costa Rica preocupada.

También se confirma que violaron muchas leyes y la independencia de poderes para lograr que el TLC fuese aprobado. Eso viene desde hace algún tiempo: las torceduras de brazos a magistrados amigos para que se autorizara la reelección, es un buen ejemplo. También ratifican que hicieron trampas y trucos sucios para lograr su TLC. El memorando de Kevin Casas y del exdiputado Sánchez primo de los Arias –nombrado Embajador por la Presidenta Chinchilla— confirmó algunos de esos trucos sucios.

Trucos sucios. La cultura de la clandestinidad y el menosprecio a la legalidad, característico de los métodos de los Arias y su grupo, se evidencia en parte por el hecho de que sus fechorías se comprueban también por métodos clandestinos. Tanto el Memorando, el cual corroboró estrategias ilegales y trucos sucios, como los Wikileaks que ratifican otras estrategias ilegales y otros trucos sucios, se hacen públicos por métodos subrepticios. Si todo lo revelado por ambos tipos de documento fuese legal y ético y si fuese algo que llenase de orgullo a los que votaron por los Arias, los mismos Arias lo hubiesen hecho público.

La vocación para la ilegalidad y la artimaña, cuando se ejecuta por los de “a pie” es grave, causa intranquilidad, nos amenaza, impide relaciones fluidas. En política las personas con esa vocación se autodenominan “políticos hábiles”. Esa vocación, cuando se expresa utilizando el poder y desde el poder y aprovechando el acceso permanente a la prensa para atacar, engañar y tergiversar, pone en peligro la convivencia, el desarrollo y la paz.

El expresidente Bush tramó una sangrienta guerra con trucos sobre armas de destrucción masiva y terrorismo en Irak. Por ello no sorprende que los expertos en trucos en Costa Rica se sintieran tan confortables intimando y coordinando con ese Gobierno.

Solo imaginemos lo que ha ocurrido, pero sobre lo que el correspondiente Memo o Wikileaks no ha salido a la luz pública. Hoy cuando las ilegalidades, la violación a la independencia de poderes, las tretas, la intimación con el Gobierno de otro país para que interfiera en la política interna, se ratifica por los Wikileaks, las reacciones revelan el poco respeto que tienen por la institucionalidad.

Confrontado con las revelaciones sobre esos nefastos métodos, el exministro Marco Vinicio Ruiz dijo (entrevista LaNación, 2/03/2011) “que lo importante era que el TLC se había aprobado”. Esa expresión caracterizó a la Administración Arias: lo importante era aparecer como gobernante que hacía obras no la calidad de una carretera, no el cumplimiento del contrato por parte de una empresa (¡no si la obra existía del todo!), lo importante era recibir $300 millones del préstamo chino, no que se utilizara el procedimiento establecido por la Constitución para aprobar crédito externo, lo importante era pagar con los dineros del BCIE no el uso eficiente de los recursos y el respeto a las leyes en materia de contratación, lo importante era que pasara el TLC no la letra del artículo 88 del Código Electoral que prohibía al Gobierno participar y utilizar recursos en la campaña del referéndum, lo importante era que el TLC se pusiera en práctica no si la Sala Constitucional se desprestigiaba opinando sobre la conveniencia de la agenda del Gobierno, lo importante era hacer que los alcaldes dieran el triunfo al SÍ, no el respeto a la autonomía municipal establecida en la Constitución, lo importante era que los ministros visitaran empresas para atemorizar a sus empleados para que votaran el TLC no el respeto a la legislación electoral del país, lo importante era que pasara el TLC, no inventar mentiras sobre ayudas de Venezuela al NO; lo importante era que una empresa explotara oro no si se destruía el ambiente y si se violaba la legislación; lo importante era privatizar los muelles no el respeto a los derechos constitucionales del sindicalismo y a las finanzas públicas.

Hay mil etcéteras evidenciando cómo durante esos cuatro años el Gobierno no fue depositario de la ley sino creador de normas sobre la marcha y como evolucionó del antidemocrático deseo de gobernar sin oposición a gimoteos sobre ingobernabilidad y justificaciones para la ilegalidad.

El exministro Ruiz y las expresiones de los Arias sobre tiranía en democracia, torceduras de brazos, la necesidad de encontrar otros métodos para obviar la lentitud legislativa (como efectivamente lo hicieron en varios casos), solo comprueba su vocación. Suponemos entonces que, para ese grupúsculo, Fidel Castro puede decir que lo importante es haber elevado la educación y la salud de los cubanos a niveles de país desarrollado y Pinochet podría haber dicho que lo importante fue lograr la inflación más baja de la región.

El surgimiento del Leviatán, del Estado con su poder coercitivo, se reconcilia con la democracia por medio de dos inseparables requisitos: los gobernantes son electos por el pueblo y se rigen por las leyes. Sin una de esas dos condiciones simplemente no hay democracia. Así que este no es un asunto menor.

Defender las instituciones. Dos observaciones finales. Primero, me preocupa el asombro de muchos.

La población debe ser capaz de llegar a sus propias conclusiones y no depender de correos entre extranjeros para poder tomar posiciones.

Por lo demás, algunas de esas comunicaciones pueden obedecer a juegos al interior de la diplomacia norteamericana o basarse en información equivocada.

Segundo, no debemos usar estas “revelaciones” para intentar sacar del poder a los perpetradores imitando su profesional irrespeto a la institucionalidad, sino en el marco de ella. Los valores triunfan cuando vencemos la tentación al empate y al ojo por ojo.

Si entre institucionalidad y TLC ellos transaron, para nosotros, más bien, las autorizaciones de la ley deben ser máximas y las prohibiciones, mínimas.

Antes de desesperarnos y de acompañarlos en su maquiavelismo, debemos estrechar el cerco a su alrededor con una estela donde estén escritos nuestra Constitución, nuestras leyes y los valores éticos elementales para la convivencia.

Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.

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