Política
EE. UU. pide derechos humanos y libertad
- A cambio de su cooperación con Nicaragua, que asciende a US$60 millones por año, explica Callahan
- El embajador comentó que “el culto a la personalidad es adverso a la verdadera democracia”
Por: Lucydalia Baca C.
El embajador Robert Callahan enfatizó ayer:
“Los funcionarios electos sirven al pueblo
gobernando y no dominando”.
LA PRENSA / G. MIRANDA
Sin mencionar el nombre del presidente Daniel Ortega, el embajador de Estados Unidos en Managua, Robert Callahan, respondió ayer a los constantes ataques verbales del mandatario nicaragüense contra el gobierno de Washington, que exige democracia a cambio de su cooperación millonaria.
El diplomático advirtió que ningún país que se precie de tener una democracia se opondría a las normas básicas de gobernabilidad.
Callahan criticó el culto a la personalidad de funcionarios. Al señalar las condiciones básicas, precisó: “Nadie está por encima de la ley... Los funcionarios electos sirven al pueblo gobernando y no dominando... Ellos le deben al pueblo una rendición de cuentas por sus políticas, decisiones y gastos... Resalta la importancia de las instituciones por sobre la del individuo y que el culto a la personalidad es adverso a la verdadera democracia”.
Aduana acosa
El embajador Robert Callahan lamentó que ciudadanos y organizaciones estadounidenses que traen ayudas a gente pobre de Nicaragua son víctimas del acoso y la burocracia de la Dirección General de Aduanas, que les pone obstáculos para sacar las donaciones; y cuando se las entrega, les cobra hasta mil dólares por semana en concepto de almacenamiento. De seguir ese trato, “es casi seguro que algunos de estos grupos brindarán su ayuda en otros países”, advirtió el diplomático.
En la conferencia Realidad y Fantasía: Estados Unidos y su política hacia Nicaragua, organizada por la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (Amcham), Callahan reconoció que a través de la historia su país ha cometido algunos errores, entre ellos haber colocado a Anastasio Somoza García al frente de la recién creada y apartidista Guardia Nacional, en los años 30, y de haberse separado de la dinastía somocista demasiado tarde.
En la actualidad —comentó el embajador— existen demasiados problemas y desafíos por enfrentar que no es pertinente seguir entretenido en temas como el anterior.
LA AYUDA DE EE. UU.
En “las últimas dos décadas el pueblo estadounidense ha destinado a Nicaragua más de dos mil millones de dólares”, afirmó Callahan.
Describió una serie de beneficios sociales que han sido frutos de los programas financiados por el gobierno de Estados Unidos; y otros que de manera personal han promovido ciudadanos y organizaciones estadounidenses.
“Ni por asomo estos programas pueden promover políticas imperialistas o fomentar objetivos malévolos”, enfatizó Callahan en una respuesta tácita a Ortega, quien suele acusar al “imperio” estadounidense de causar daño a Nicaragua.
El embajador aclaró que Estados Unidos no impone condicionamientos a la cooperación bilateral que en los últimos años ha sido de al menos 60 millones de dólares anuales, sino que pide a cambio condiciones mínimas de “respeto a los derechos humanos y las libertades individuales, en comicios creíbles y en la transparencia presupuestaria” y piden “informes contables periódicos” de como se ha gastado el dinero.
“¿Por qué algún país, y en particular si se identifica a sí mismo como una democracia, habría de oponerse a estas normas sencillas? Es como la observación electoral. El que no tiene nada que esconder, nada tiene que temer”, enfatizó Callahan.
Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.
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