LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

LUCHADOR HASTA LA MUERTE.
VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

martes, 22 de marzo de 2011

EL TLC-USA: CORONO EL SISTEMA NEOLIBERAL IMPULSADO POR LA DICTADURA ARIAS, Y AQUÍ ESTAN LOS RESULTADOS. EL RICOS MAS RICO Y POBRES MAS POBRES.

La mala palabra

Pablo Barahona Krüger (*)

Voy a decir lo que no se dice, un secreto mal escondido ante la evidencia de sus causas, pero sobretodo, ante lo doloroso de sus consecuencias.

Es más, está tan prohibido decir lo que sigue, que es casi mala palabra, censura indeclarada, y aún sin exagerar, sacrilegio patrio.

Nuestro país está quebrado y la quiebra no es solo económica, es sobretodo moral. Será posible decirlo mejor que el maestro de los grandes filósofos del siglo pasado, Don Mario Sancho, que bien intuía que “si el estado de las finanzas del país es malo, sus condiciones sociales y políticas son peores (…) estamos a dos dedos de la bancarrota, endeudados hasta la coronilla, mitad por improvidencia y mitad por improbidad”.

Aunque no lo digan con tono claro en los altavoces ni se escriba con todas sus letras en los titulares, lo cierto es que nuestras instituciones, esos emblemas de un supuesto modelo que nos distingue de vecinos aún más desiguales, han sido quebradas.

A la CCSS no le alcanza para financiar las plazas más urgentes de especialistas, suplir su farmacia o construir hospitales. Ni que decir de dotar decentemente sus EBAIS. Pero tampoco el Poder Judicial mejora los salarios para fichar jueces mejores, adecentar las salas de juzgados que celebran juicios en oficinas indignas, donde las partes no tienen ni donde sentarse o siquiera apoyar el expediente y deben acomodarse codo contra codo, evitando el riesgo de confrontación que supone el hacinamiento de quienes, obviamente, no quisieran tener que verse, menos codearse. Y ni que decir del Ministerio de Justicia y sus degradantes cárceles, verdaderas letrinas adonde va a parar la realidad que no queremos ver ni le interesa a nadie, seriamente, reformar. O más triste aún, el Ministerio de Educación, que condenando a nuestros maestros a salarios de hambre y descuidando los sagrarios en los que debiera convertirse el claustro, condena de paso a nuestros niños y adolescentes a la mediocridad. No olvidamos las “fuerzas” de seguridad que no aseguran más que malos augurios por su inopia y famélica condición.

La discusión de fondo sobre tan caro problema supera la que hoy nos proponen los mismos improvisadores de siempre: parches y más parches.

Insolvencia política. Es claro que la situación no da para el disimulo; ya el enfermo no resiste las ausencias de la CCSS, ni la víctima la falta de protección policial, mucho menos la impunidad que le asegura el “sistema” judicial. Ni que decir de los jóvenes, y de esto es de lo que estoy más convencido, que ya no aguantan más educación inculta.

Y es que hay que entender que la insolvencia política que abruma a un electorado cada vez más joven y, en ese tanto, desprendido de banderas incapaces de explicarse y liderazgos imposibles de seguir, redunda en un retiro hacia la inmediatez de la operación sobrevivencia (arroz y frijoles diría un buen criollo) que algunos confunden con ramplona apatía. ¡Que va! Lo que pasa es que los jóvenes están ocupados sobreviviendo, porque ya no esperan nada del Estado. Y cuando escribo nada, es nada. Ni seguridad para lo suyo ni salud o cultura, mucho menos trabajo bien remunerado o siquiera apoyo a su emprendedurismo.

Señoras y señores, estamos quebrados. Y aunque para algunos debiera disculparme por el sacrilegio que implica el develamiento de tal desgracia en un país que prefiere siempre disimular, apaciguar o dar la vuelta a los problemas, nunca enfrentarlos, tal vez deba empezar a saberse que, la denuncia del mal es siempre un trámite indispensable para que se logre el bien.

Empecemos entonces por ahí, por el reconocimiento, para seguir luego con la descripción del problema y dar paso a la prescripción de las soluciones. Los culpables, ya todos los conocemos…

*Abogado

Tomado del periódico Diario Extra de Costa Rica.

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