Universidades lucran con nuestro trabajo
Profesora de Filosofía, UACA
Las condiciones materiales son vitales para el desarrollo humano, biológico e intelectual de un individuo. Estamos hablando de varios factores como lo son la posibilidad de alimentarse de forma adecuada, de contar con servicios mínimos de salud, electricidad y agua en un lugar de habitación cómodo y seguro. De esta manera, los docentes podrán realizar sus labores académicas esenciales: disponer de tiempo para investigar, preparar lecciones, revisar asignaciones y mantenerse al día en los temas que en ellas se aborden.
Si todo ello resulta evidente, ¿cómo es posible que los dueños y administradores de muchas de las universidades privadas de este país no lo tomen en cuenta a la hora de pagar los salarios a sus docentes?
Muchas de las universidades privadas pagan un salario que ronda los ¢180.000 por materia, por cuatrimestre. Esto quiere decir que por mes un docente ganaría ¢45.000, suma a la que habría que restarle los pagos correspondientes del Estado, por lo cual el salario mensual estaría bajo los ¢40.000 por curso. Esto es lamentable si se tiene en cuenta que un profesor de universidad, además del tiempo lectivo, debe preparar sus cursos, preocuparse por investigar sobre metodologías y demás herramientas para que sus alumnos logren aprender de la mejor manera lo que el programa universitario solicita.
Partiendo de lo anterior, si tenemos en cuenta las condiciones materiales para que un profesor llegue con vida a su aula, este tendría que dar aproximadamente 9 cursos semanales, para poder tener un salario que ronde los ¢360.000, con el fin de poder ocuparse de sus tareas básicas allende a su labor universitaria.
¿Es esto posible para un ser humano? ¿Qué pasará con su salud? ¿Qué calidad de cursos impartirá?
Así, las tres horas laborales por las que está pagando la universidad se multiplican en el tiempo que se supone “libre”, además de que el docente deberá conseguir otro trabajo para poder conllevar los gastos diarios. Esto provocará que su labor como docente deba bajar de nivel.
De esta manera, nos podemos preguntar: ¿cómo podrán los docentes universitarios progresar en su labor académica? ¿Qué posibilidades tendrían en cuanto a su crecimiento laboral dentro de esas empresas educativas? ¿Cuál es la calidad educativa por la que están pagando los jóvenes universitarios de estas universidades? Y aún más importante, ¿qué efectos tendrá a escala nacional una educación de este tipo?
En el fondo, lo que me interesa es hacer un énfasis en cómo estas universidades lucran a partir de nuestro trabajo, del trabajo de los educadores; y, a su vez, deseo plantear lo siguiente, ¿por qué si somos una parte tan importante de su empresa, recibimos tan mala compensación? ¿Qué es lo que les impide pagar un salario digno a los educadores.
Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
COMENTARIO:
No se me olvida una conversación con un dueño de una "universidad" privada que por cierto le hacen mucha propaganda, cuando me dijo: "lo que menos me preocupa son los profesores, están a montones, y el gasto es mínimo", esta frase refleja a cabalidad el porque se le pagan salarios de hambre a los profesores universitarios de universidades privadas, es más ahora las empresas han inventado y generalizado el timo de "contrato de servicios profesionales", con la intención de evadir cargas sociales y endosarlas a los trabajadores y como hay mucha oferta no hay problema, por poner un ejemplo: Un ingeniero civil llega a la empresa constructora a pedir trabajo el dueño le dice que si, pero en la modalidad de servicios profesionales, del contrato este profesionales tiene que poner gasolina, desgaste de su carro, alimentación, hospedaje, ser responsable directo de las obras, pagar seguro social, pagar al I.N.S., etc. al final no le queda ni para comer. Así están todas las empresas para ser más competitivas a costa de sus trabajadores. Esta es la democracia que tenemos.
Lic. Félix Domínguez
06:36 15/09/09
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