Ética verdiblanca y el silencio de una candidata
Ética verdiblanca y el silencio de una candidata
Rodrigo Cabezas Moya*
La candidata liberacionista tiene un amplio margen para interpretar la definición de ética en la función pública. Parece que algunas irregularidades sí le preocupan pero en otras no tiene mayor criterio, o al menos cambia de opinión muy fácilmente. Por ejemplo, el financiamiento de su campaña a través de las sociedades anónimas, la investigación del Ministerio Público a uno de sus candidatos a diputado y la impunidad de su partido en el caso del Memorando del Miedo, solo por citar tres.
No soy juez ni me interesa serlo pero en temas de ética pública quienes aspiran a la Presidencia deben tener solidez, claridad y compromiso. Esto no es un moralismo extremo, es una herramienta propia de las naciones desarrolladas a las que debemos aspirar.
La misma conclusión. Solo me quedo en el caso del Memorando. Después de dos años de cuidadoso análisis, el Comité de Ética del Partido Liberación Nacional decidió que el diputado de su partido Fernando Sánchez, coautor con Kevin Casas del Memorando del Miedo, es libre de toda culpa. Basan su decisión en que ése era un documento privado escrito para el Presidente Arias y su hermano.
¡Lástima que hayan invertido tanto tiempo en llegar a la misma conclusión a la que llegó el editorialista jefe de un periódico nacional, que no es Diario Extra, al día siguiente de que el Semanario Universidad nos dio la noticia!
Pareciera que los distinguidos políticos de ese comité ético piensan distinto de Kevin Casas, quien por ese mismo acto renunció a su cargo de Vicepresidente de la República. Aunque don Kevin ahora diga que puede volver si doña Laura se lo pide, comprendemos que esa obsesión de "servir al país" es una práctica propia de los partidos tradicionales. ¿Qué dice doña Laura de la ramita de olivo de don Kevin?
Ética etérea. Un diputado nacional y un vicepresidente de la República sugieren meter miedo a las personas más humildes con respecto a la posible pérdida de su trabajo en caso de no votar como lo deseaba el Señor Presidente. Y la candidata guarda silencio.
No importa tampoco amenazar a los alcaldes con que no obtendrían ni un cinco del gobierno central en caso de que perdieran la votación. Y la candidata guarda silencio.
Hoy algunos de esos alcaldes y alcaldesas aspiran a una diputación sin haber recibido ni una disculpa de su partido ni de su candidata. Esa también es una práctica de la obsesión de "servir al país" propia de los partidos tradicionales.
Quedamos avisados: la nómina de candidatos a diputados por el oficialismo ha demostrado ya que sería una bancada disciplinada y presta a decir sí.
Es muy probable que requieran también de un manual para interpretar esa amplia definición verdiblanca, tan amplia que es etérea, cuando se tocan temas de la ética en la función pública.
*Médico
Tomado del periódico Diario Extra de Costa Rica.
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