Columnista
Ojo Crítico
Rodolfo Cerdas Politólogo 08:22 a.m. 02/07/2011
Los últimos días han estado llenos de escándalos y escandalillos, que aunque podrían verse como hechos aislados, tienen una concatenación política que los convierte en síntomas de un mal mayor, que no ha sido diagnosticado y ni siquiera es reconocido por las más altas autoridades del desgobierno actual.
Los empresarios, siempre tan conformistas cuando sus negocios van bien; los arroceros, especie de apestados que –¡mire usted!– desvelan a los EE. UU.; los bananeros y los sindicatos; los maestros (sin razón) y con razón los policías y custodios; los empleados públicos de abajo, que ven atiparse a los funcionarios de arriba con unas políticas salariales propias de malos patrones y no de funcionarios públicos... Todos muestran una inconformidad notoria referida, por el momento, a su situación económica y social.
A eso se suman los escándalos políticos que salpican ya la vestidura presidencial: los nombramientos politícos de copartidarios, de asesores de campaña y hasta el de una dama que lo que bien sabe es saltar a caballo y beneficiarse de la protección del extesorero de campaña del PLN, que resultan ahora, gracias al clientelismo electorero y la cercanía con el ministro o la presidenta, diplomáticos de la noche a la mañana. Bajo los gobiernos de José María Figueres y M. A. Rodríguez se empezó a limpiar y reformar el Ministerio de la parasitosis aguda que padecía, pero esto quedó en el olvido en la autodefensa del actual Ministro.
A eso le siguen las maniobras abusivas de poder del diputado Angulo, que no hay forma de taparlas: un legislador presionando a la presidenta de una junta administrativa para frenar los pagos de la construcción de un colegio, porque la empresa tenía deudas con él; además, abusa de una incapacidad médica, en medio de otras oscuridades sobre unas facturas pagadas por Judesur.
Otro, el expresidente de AyA, renuncia por un enredo por los favores de una subalterna, la cual declara estar en un seminario en San José y cobra los viáticos respectivos, mientras se divierte con su jefe en México. La presidenta del INVU compra tierras que resultan un barranco pronto a derrumbarse –ya había sucedido antes–, lo cual no la inquieta, porque dice que en tal caso el arreglo y el pago le corresponderá a Emergencias. No. No son hechos aislados ni falta de gobernabilidad. Es mal gobierno, desmoralización y falta de liderazgo. Porque ante ello, ¿qué ha hecho con honestidad y firmeza doña Laura?
Desconcertada y sin rumbo, acude donde don Óscar. Cuando parece que la ayuda llega, solo dos días después de la cita y como para que no lo confundan, don Óscar dice públicamente “que hay falta de claridad mental e intelectual en el Gobierno”. ¡O sea que doña Laura, en vez de agarrarse de un poste, se agarró de un primario!
Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.
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