A Fondo |
Escrito por Jose A. Cabezas |
Viernes 29 de Julio de 2011 00:00 |
Cuando Henry Thomas Buckle dijo: “La sociedad prepara el crimen; el criminal solamente lo comete”, se refería a que la injusticia social y la pérdida de valores, construye el escenario ideal para la delincuencia. Lejos estaba Mr Henry de imaginar a un país en que sean los mismos Tribunales de Justicia los que cultiven el terreno. Hoy se enmienda un criterio inaudito y nos provoca, primero, enviarle un abrazo de solidaridad a nuestro amigo y colega, Lic. Didier Carranza, quien ha padecido un calvario desde que unos juzgadores determinaron que el haberle botado el sombrero a un hombre, justificaba matarle a su hermano de una puñalada. •• Nos contó el Lic. Carranza, en aquel momento, que los jueces consideraron que para un campesino el sombrero es un símbolo muy importante y de ahí que fuera comprensible la emoción violenta en la reacción del asesino. Quedan entonces notificados los católicos que pueden matar a los evangélicos cuando les impidan usar postalitas de la Virgen, los de “La Ultra” a los de “La Doce” cuando les pisoteen su bandera morada, los del PAC a los liberacionistas cuando hablen mal de don Otón, las señoras a sus maridos cuando no quieran recibir a la suegra, y por supuesto, los conductores de vehículos a otro que les toque el pito. ¿Entendemos lo que quiso decir Buckle? •• Todos, según este criterio disparatado que nos contó don Didier, somos autorizados a matar y a quedar impunes si nos tocan maliciosamente, un símbolo. Y un sombrero es un símbolo sagrado. No era el sombrero del ex Presidente Reagan; ni siquiera el del depuesto Manuel Zelaya. Nos imaginamos lo comprensiva que sería nuestra Corte si fusilan a todo un pueblo porque alguien le quite la boina roja al Presidente Hugo Chaves o el puro a Fidel Castro. •• El permiso a la intolerancia, la facilitación de la vía de la violencia por si algo nos cayó mal, no viene, en Costa Rica, solo de la sociedad, sino del mismo Poder encargado de solucionar los conflictos por la vía pacífica. Aunque usted…¡no lo crea! Tomado del periódico la Prensa Libre de Costa Rica. |
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