Al menos 20 movimientos distintos este año
Protestas aisladas germinan en todo el país
Analista, ministro y sindicalista notan auge de movimientos populares moderados
Demandas son muy particulares, pero se asoman temas que podrían crear unión
Álvaro Murillo alvaromurillo@nacion.com 09:55 a.m. 16/07/2011
Dos señoras bajaron de sus nuevos carros 4x4 y entraron a un gimnasio en Tibás un viernes de junio, a las 9:15 a. m., sin parar de hablar.
Imagenes/Fotos
Ellas comentaban su experiencia de la mañana anterior, cuando se sumaron a cientos de vecinos que protestaron en la calle contra el cierre de servicios médicos en la clínica pública del cantón.
No eran universitarias, sindicalistas ni ambientalistas. Eran dos madres de familia de clase acomodada que consideraban injusta la limitación de la clínica de Tibás. “Eso nos pertenece y no nos vamos a dejar”, dijo una de las mujeres.
Al igual que ellas, cientos de costarricenses han participado durante los últimos meses en decenas de manifestaciones variadas y aisladas en todos el país.
Los motivos abundan. Entre ellos están la necesidad de una carretera, el arreglo de un dique, el cambio de una profesora, la inseguridad, los salarios de los policías, las deficiencias de las aduanas en la frontera o el rechazo de un vecindario a la llegada de unos sospechosos de narcotráfico.
La mayoría son movimientos momentáneos y muy particulares, enfocados en un problema concreto que afecta de manera directa a quienes se manifiestan con una marcha, un bloqueo o un piquete.
Al menos 20 manifestaciones se han registrado durante este año en distintas localidades, entre las que se incluye la masiva marcha del 10 de marzo, en la que miles de funcionarios públicos protestaron contra la reforma fiscal, una jornada que la presidenta Laura Chinchilla consideró “injustificada”.
Otras no han llegado siquiera a motivar un comentario de la mandataria, pues su alcance ha sido mucho menor. Pero en otros casos, como el de la clínica de Tibás, los manifestantes lograron pronto el objetivo que se planteaban.
Lo anterior valida un dato desprendido de una encuesta de Unimer, de octubre pasado, según la cual la mitad de los ticos cree en las manifestaciones como vía para expresar sus puntos de vista. El 38% de la población considera válido incluso bloquear las carreteras.
“Podemos observar novedades en las manifestaciones. Ahora se activan sectores que antes no lo hacían. Vemos los barrios opuestos a que les lleven un vecino indiciado por narcotráfico. Hay una reacción ante la inmovilidad del país y la falta de respuestas”, comentó Manuel Rojas, sociólogo e investigador de la Facultad Lationamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Para Édgar Morales, subsecretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), lo que hay en el país es “una efervescencia”.
“La gente no está hallando solución a sus problemas en la Sala IV, en la Defensoría, en la Contraloría, en la Asamblea Legislativa y menos en el Gobierno. Nadie le responde. Hay un desencuentro con el modelo de Estado y de partidos”, dijo.
Complejo. Rojas y Morales coincidieron en que el malestar no va completo contra el Gobierno, aunque se le sigue viendo como el principal responsable de las carencias.
Así lo entiende también el ministro de Comunicación, Roberto Gallardo. “Nosotros llevamos este pulso. Esta es una ciudadanía que en los últimos tiempos ha empezado a valorar más algunas modalidades para ejercer presión. No podría hablar de una alta conflictividad social, pero sí mayor conciencia de las posibilidades”, comentó el politólogo Gallardo.
Estas disconformidades, sin embargo, se expresan de manera aislada, ajena a cualquier relación con la que pueda organizarse en el pueblo de al lado. “La gente cree que basta con que les arreglen los problemitas. Yo me quedo en mi sindicatito, defiendo lo mío y veo cómo el otro defiende lo suyo. Vivimos como en guetos”, criticó el sindicalista Morales.
En tiempos de poca filiación política y de caída de la confianza en las instituciones tradicionales, cuesta crear esas articulación, señaló Manuel Rojas, aunque advirtió que hay temas capaces de lograrlo, como la defensa de la Caja Costarricense de Seguro social (CCSS) o la seguridad ciudadana.
Gallardo no quiso especular sobre la posibilidad de un movimiento de protesta general, pero aseguró que el país puede soportar tensiones fuertes sin colapsar, como se demostró en el 2007 con el Tratado de Libre Comercio con EE. UU.
“No veo ningún elemento que me haga preocupar de que las manifestaciones sociales tomen una cauce diferente al histórico, aunque quizá hay temas que generen una movilización mayor”, dijo.
Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.
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