SI NO HAY BRETE NO HAY PAGA CAREBARROS
SI NO HAY BRETE NO HAY PAGA CAREBARROS
Álvaro Fernando López Báez *
La nueva chanfaina acaba de iniciar. No más sentándose en sus curules, los recién nombrados diputados (por supuesto con honrosas excepciones del PAC y del FA) han corrido presurosos y al unísono con el Ministro de la Presidencia a promover una ley para subirse sus salarios.
Algún malpensado de inmediato dirá, que la crítica obedece a la cochina envidia, pues ellos, “padres y madres de la patria”, tienen derecho a recibir un salario acorde a su relevante cargo, además que eso no es legislar en beneficio propio (“yo ya no sé qué es, lo que no es”, diría Cantinflas). En todo caso para esos malpensados, les diré que yo soy un convencido que un legislador debe percibir un salario decoroso, digno de su alta investidura, incluso mayor al autorrecetado y acorde con lo que de él esperan los votantes que los eligieron o bien por su aporte a la patria.
Por ello, al igual que lo hicieron sus antecesores con la Ley de Tránsito, he considerado formular una propuesta que funcione basada en un sistema de puntos o como un teléfono de prepago, mediante el cual se va descargando poco a poquito, proyecto que quizá algún honorable diputado decida someter a conocimiento de plenario y que sería estructurado más o menos de la siguiente forma: un salario base de ¢5 millones y un sistema de rebaja. Para quienes no entienden lo que se discute en el plenario, ¢500 mil y para quienes se duermen ¢400 mil, -la razón de la diferencia estriba en que los prefiero dormidos que haciendo cara de despiertos- a quienes hablan y hablan sin saber lo que dicen, ¢500 mil y para quienes no hablan porque no entienden lo que se dice, ¢400 mil, la diferencia consiste en que los segundos por estar calladitos son más bonitos; para quienes llegar a rendir pleitesía al Poder Ejecutivo es su leiv motiv ¢500 mil y para quienes sin serlo se ofrecen como damiselas en las cercanías del Morazán ¢600 mil, por no entender que es mejor ser deseado que sobrado, como aquellos que no leen los proyectos ¢400 mil, a quienes no lo entienden y a quienes no saben leer lo mismo, si al fin y al cabo tanto sabe el que no lee como el que no entiende. A quienes no asisten a las sesiones o comisiones ¢500 mil, (no hay excusa que valga) de por sí ellos dicen que no tienen derechos laborales, para qué tanto brinco, si el suelo está parejo. A quienes nos ponen en ridículo al subirse a monumentos para estar más cerca de Dios, ¢1 millón, para qué quieren tanta plata si en su cuenta está la ofrenda. A quienes hacen cara de inteligentes ¢1 millón y a quienes no pueden hacerla la misma sanción. Al más feo y la más bonita ¢1, pues no fue suya tal decisión. Como el lector se podrá dar cuenta, la lista es sumamente pequeña y obedece a un simple esbozo de lo que los mismos legisladores con su aporte, no dudamos muy modesto, y nosotros podamos agregarle, pero como usted de seguro ya percibió, muchos de los diputados a fin de mes más bien tendrán que devolver dinero, de tanto rebajo que les harán. Por ello les digo, junto a nuestro patricio don Julio Acosta García, que no se preocupen, pues cuando “no hay paga no hay gloria”.
*Abogado - Cédula: 1-435-436
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