Esteban Gil Girón
Sigo con cuidado los pasos de la llamada ´´Alianza por Costa Rica´´, entre otras cosas porque la tengo como un interesante experimento de laboratorio político...
••
Parida como respuesta tentativa al imperio de ciertas situaciones y con intenciones de combatir lo que sus gestores denominan ´´una peligrosa concentración de poder´´, sus cuatro meses de vida invitan a auscultar indicios que ayuden a proyectar un futuro que pinta incierto.
••
Al nuevo Directorio no le faltaron expectativas de una opinión pública fatigada por la primacía monocorde de mayorías legislativas largamente instaladas, más emparentadas con intereses sectoriales que nacionales.
••
Conscientes de su marcada heterogeneidad intentaron desde el vamos compensarla con un diseño cauteloso del compromiso que vincula a sus miembros, lo que les ha dado un carácter meramente coyuntural que conjura, a manera de expedita válvula de escape, posibles desencuentros internos.
••
Eso los ha llevado a operar con base a un acuerdo mínimo que apenas les permite funcionar como grupo.
••
Digo esto porque asumo que toda coalición, aún una parlamentaria, debe ser guiada por un espíritu rector pavimentado con criterios uniformes y posiciones unívocas, de cara a una serie de temas críticos sobre los que, se supone, deberían existir robustas convergencias que dieran razón de ser al conjunto.
••
Y eso no está sucediendo…
••
De hecho apenas consiguieron ponerse de acuerdo para ganar el Directorio, por lo tanto subsiste la impresión que aún le quedan debiendo al país consensos vitales en relación con temas de acendrado interés público.
••
Si bien a la vuelta de la esquina aguardan proyectos que retarán su estructura, existe a mi juicio un elemento que a pesar de las diferencias tiende a mantener la concordia del grupo.
••
Aludo a ´´esa plácida sensación de gravitar sobre los acontecimientos´´, ese confortable y adictivo grado de excitación que siempre confiere algún tipo de poder, el que después de haberlo disfrutado posiblemente no estén dispuestos a abandonar en función de diferencias puramente ideológicas, particularmente cuando tienen la memoria fresca de aquella cercana impotencia de ayer, cuando esos mismos partidos desparramados solo incidían marginalmente en el devenir político.
••
Empero hay que admitir que su nueva y transparente dinámica ha triplicado la tramitación de proyectos en relación con el mismo lapso del año anterior. También ha ido generando a lo largo de su gimnasia legislativa liderazgos frescos. El país ve con buenos ojos a un Juan Carlos Mendoza en afanosa defensa de valores tan genuinos como patrióticos, y otro tanto podría decirse de la vigorosa presencia parlamentaria de un Victor Emilio Granados, quién también rompe lanzas decidido en torno a los mismos principios, por citar solo un par de nombres de los nuevos que han surgido.
Tomado del peiriódico Diario Extra de Costa Rica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario