| La juventud que rompe el huevo capitalista |  |  |
| Escrito por Edilberto Escobar Cascante |
| Sábado 20 de Agosto de 2011 00:00 |
| España y Gran Bretaña están en un verdadero trance, en un estado de Shock político, frente a la actitud de sus jóvenes, opuestos a las ideas de sus gobernantes, que piden sacrificios al pueblo, pero propician un desorden que rebasa el interés general. Lástima eso nuestra prensa no lo informa, pues se preocupan más, por los allanamiento del OIJ y los muertos en las carreteras, ambos patologías endémicas. Los jóvenes ingleses iniciaron en octubre del 2010, una lucha por quebrar la posición oficial, frente a la terrible evasión fiscal, convertida en privilegiado favor político para las grandes compañías inglesas, como la famosa Vodafone, buchona de las Telecomunicaciones y propiedad del capital más conservador del Reino Unido. Esa organización espontánea a favor de la equidad fiscal, desnudó el llevado y traído programa de Austeridad Económica, predicado por los gobiernos inglesas, desde hace más de 12 años, cuando sustituyeron los beneficios sociales para apoyar aventuras guerreristas en Persia, que los grupos que protestan, están dispuestos a desobedecer la corrupción política que achacan al Estado, indulgente favorecedor de las empresas de servicios, cuyos capitales son reinvertidos, fuera de Gran Bretaña, por lo que no sorprende, oír al Primer Ministro británico, amenazar con cortar todos los servicios de Comunicación en las Reses Sociales, pues cuenta con las facilidades de sus aliados. Aunque la primera oposición se gestó, hace más de un año, con la revuelta estudiantil contra las alzas en las matrículas universitarias y contra los recortes o ajustes en las partidas de los gastos sociales, esto ha tomado un rumbo insospechado y ha servido para que surja una verdadera coalición de resistencia contra las políticas erradas del sistema, que ahora se enfrenta a grupos sin pertenencia definida, dispuestos a no irse para la casa con las manos vacías y sin reivindicaciones concretas a sus acciones puntuales, como lo es el caso de la permisividad fiscal, a favor de los grupos poderosos. Y es que hay un sentimiento de desconfianza generalizada frente a la clase política liderada por Laboristas y Conservadores, cuyas diferencias conceptuales dejaron de ser tal. En términos concretos, los grupos enfrentan a una coalición cimentada entre Conservadores y el ala derechista del laboralismo inglés, cuyo objetivo es fortalecer negocios a costas del erario público, como sucede en Tiquicia. En tal escenario, estamos en presencia de una generación de jóvenes que sienten como se les niegan las posibilidades a la población, habiendo crecido en un mundo de oportunidades, que es ahora cuento del pasado, que polariza los intereses sociales, frente a la concentración de la riqueza en unos pocos. Sólo así se explica la reaparición de la protesta social, contra las restricciones contempladas en el programa de ajustes que aplica el gobierno y que ha llevado los recortes presupuestarios en el área social, casi a una tercera parte, obligado a saldar la cuenta de la “guerra contra el terror”, que nunca terminó de convencer a la sociedad británica sobre su necesidad. Ese estallido del movimiento social, es el caldo de cultivo del contexto económico global que combina las crisis internas, con la puesta en práctica de políticas económicas equivocadas y una recesión prolongada que ahoga al capitalismo global, sintetizado por la opinión pública inglesa, en un escepticismo real, contra los supuestos beneficios que las medidas gubernamentales prometen y que queda muy bien ilustrado, en las manifestaciones que viven las ciudades del Reino Unido, poco frecuente en su historia, en razón de que el ascensor social cayó en picada y abrió brechas que se sitúan en el nivel más alto de los últimos 50 años, debilitando el ingreso de los hogares británicos, en por lo menos un 25% de su margen adquisitivo, distanciando los ingresos entre los grupos, empobreciendo a los más humildes y debilitando la economía de los sectores medios, en un 10% de sus ingresos comunes. La desgracia del futuro de esas luchas, es que de los 29 miembros del gabinete gobernante, 18 son representantes de la minoría más adinerada del Reino Unido, que aunque no cuentan con arraigo popular, llegaron al poder para salvar a la CITY, asfixiada con una deuda de 955 millones de libras esterlinas, verdadero asalto del presupuesto nacional, disfrazado en exenciones y garantías surgidas del pacto de los conservadores y el ala derecha del laboralismo inglés. Tomada del periódico la Prensa Libre de Costa Rica.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario