LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

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VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

domingo, 12 de junio de 2011

DEMOCRACIA CAPITALISTA, ESI ES LATINOAMERICA, PERO TODO CAMBIARÁ NO SE CUANDO. NOELIBERALES EMPOBRECEN AL PUEBLO.

La falacia de la macroeconomía Arenera y la deuda pública

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Dr. Mario Edgardo Magaña

De acuerdo a estadísticas recientes del fondo monetario internacional (FMI), el producto interno bruto (PIB) de El Salvador es aproximadamente 22 mil millones de dólares (tasa de intercambio oficial). Según este mismo organismo, el PIB per cápita es de US$7,400 y la tasa de desempleo oficial es 7%. El observador no perspicaz fácilmente llegaría a la conclusión que en El Salvador todo va bien. También basado en estas cifras, el inversionista (especulador) extranjero vería a nuestro país como una mina de oro lista para su explotación.


Desde el fin de la guerra civil hasta recientemente, los gobiernos Areneros utilizaron el poder del estado para implementar políticas económicas impulsadas por Estados Unidos (Washington Consensus) que principalmente favorecían a las empresas extranjeras transnacionales y a la élite económica local. En nombre del mercado libre y supuestamente con el objetivo de estimular el crecimiento económico, despojaron al estado de empresas como ANTEL, CEL, etc., aprobaron la venta de bancos a consorcios extranjeros y a oligarcas locales a precios muchos más bajos al de sus valores reales, y abrieron las puertas a todo tipo de empresa extranjera hasta el punto de saturación. Las maquilas se hicieron presente por doquier proyectando la imagen de crecimiento económico, a pesar de los salarios de miseria devengados por sus empleados bajo condiciones de trabajo infrahumano y el hecho de que casi todas las ganancias se fugaban del país.


La venta de los bienes del estado fue solamente el principio para los políticos inescrupulosos Areneros, ya que también decidieron lanzar por la borda el poco control de la economía que todavía quedaba a fines de los noventas, es decir, se deshicieron del Colon, la moneda nacional y adoptaron el US Dólar. Con esta acción el estado perdió su habilidad de decidir en materia monetaria, a pesar que el Colon había sido una moneda muy estable a nivel latinoamericano por muchos años.


Aun más fatal para el país fue la destrucción de la agricultura y la ganadería nacional. Esta acción causó una dependencia total de otros países, especialmente de Estados Unidos, en lo que respecta a materia alimenticia. Como consecuencia, el país se ha visto en aprietos en muchas ocasiones para poder proveer a la población de alimentos básicos a precios razonables.


Finalmente, la aprobación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá fue el último clavo en el ataúd del estado salvadoreño, ya que ninguna empresa local puede competir con las grandes empresas del norte, especialmente cuando muchas de ellas reciben enormes subsidios de sendos gobiernos.


Para consumar estos actos nefastos, los estrategas Areneros hicieron uso efectivo de los medios de comunicación controlados por el gobierno y sus aliados e impulsaron estas acciones como la base del supuesto crecimiento económico del país, aún cuando ellos sabían perfectamente que solamente una minoría local y las empresas extranjeras saldrían favorecidas.


Para supuestamente poder competir en un mundo de comercio global, enormes préstamos fueron obtenidos por los gobiernos Areneros para “desarrollar” infraestructura. En la realidad, gran parte de estos préstamos terminó en los bolsillos de los políticos y sus amigos.


El resultado final de todas estas acciones ha sido la creación de una nueva generación de súper ricos locales quienes crearon para sí mismos monopolios y cuyas fortunas son tales que cuando las estadísticas son calculadas, la media del salario obtenido por un salvadoreño parece ser relativamente alta en comparación a otros países latinoamericanos.

Obviamente, la realidad del salvadoreño promedio es muy triste. Su poder adquisitivo es miserable y debe de continuar luchando constantemente para apenas sobrevivir. Esta paradoja fue recientemente explicada en un foro por un anglosajón estadounidense que visitó nuestro país. En ese foro él explica que a pesar de que ciudades como San Salvador dan la apariencia de un nivel de vida relativamente bueno, la mayoría de los salvadoreños, incluyendo la clase media, no pueden suplir sus necesidades básicas. Además, observa este visitante, solamente aquellos que reciben remesas de sus familiares residentes en Estados Unidos pueden pagar los precios de los artículos ofrecidos por las empresas extranjeras (prácticamente los mismos precios de Estados Unidos). Lo peor de estas observaciones es que casi todo este dinero sale del país y el beneficio para los salvadoreños es mínimo.


Este análisis conlleva a solamente una conclusión: Lo único que ha crecido en El Salvador es la deuda pública, ya que la microeconomía, que es la que verdaderamente refleja el estado de la economía familiar, esta por el suelo. Para revertir esta tendencia, el país y su economía deben de rediseñarse de abajo hacia arriba y no al revés. Para lograr esto, el gobierno tiene que hacer caso omiso a las recomendaciones de organizaciones nefastas como el FMI y el Banco Mundial. Para ellos lo único que importa es el estado de la macroeconomía, que como ya vimos, no mide el verdadero nivel de vida de las grandes mayorías en nuestro país. Nuevas políticas económicas deben aplicarse para sacar al país del fango. El gobierno y la sociedad deben de reunir a los mejores cerebros nacionales para concebir una estrategia de desarrollo propia y libre de presiones extranjeras, tomando en cuenta parámetros locales.

Tomado del periódico Colatino de El Salvador.

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