LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

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VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


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“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

domingo, 12 de junio de 2011

PERÚ: "PAIS PUJANTE" "QUIZA EL MAS EXITOSO EN SU ECONOMÍA" "EXPORTACIONES CRECEN" Y MAS DE 10 MILLONES DE PERUANOS MURIENDOSE DE HAMBRE CUAL BENEFICIO

EDITORIAL

Entre Chávez y Lula

La competencia feroz en el centro del espectro político peruano y su incapacidad de forjar alianzas constituyó el fenómeno determinante de las recientes elecciones

Brasileños, ex- asesores de Lula Da Silva, tomaron el timón de la campaña de Ollanta Humala y así, adiós a Chávez y viva Lula fue la clave en el camino a la Presidencia

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08:31 a.m. 11/06/2011

Perú completó, el domingo último, un proceso electoral que, en paz, transparencia y legalidad, reafirmó el curso de pluralismo y constitucionalidad emprendido desde la turbulenta destitución de Alberto Fujimori en noviembre del 2000. En esta oportunidad, el triunfador de la segunda ronda fue Ollanta Humala, un postulante cuya definición ideológica es todavía tema de debate y epicentro de recelos.

Desde luego, los resultados electorales suelen reflejar las aspiraciones y también las preocupaciones de la ciudadanía. Perú vive actualmente un ciclo de pujanza económica iniciado en la anterior década, el cual ha ubicado al país entre los más exitosos del hemisferio y quizás del mundo, espiral originada mayormente en los mercados de exportación de la minería y otros productos primarios. Este período de crecimiento ha rendido dividendos importantes, entre ellos el recorte dramático de las filas de la pobreza que hoy, sin embargo, corresponde a un preocupante tercio de la población.

Debemos señalar, asimismo, que este éxito económico no hubiera sido posible sin la correcta dosificación de prudencia fiscal y monetaria. También es importante indicar que el ascenso económico se ha acentuado en la actual presidencia de Alan García, mandatario que derrotó en el 2006 a Humala y llegó al poder con antecedentes de corruptela y populismo irresponsable durante su primera presidencia en los 80.

La metamorfosis de García ha nutrido esperanzas de una transformación similar en Ollanta, quien en el 2006 se presentó con credenciales chavistas, incluida la participación en un atentado golpista cuando servía en la Fuerzas Armadas. Hace cinco años, su mensaje y aun su atuendo eran réplica de Hugo Chávez, similitud que alimentó el temor de la ciudadanía y selló la victoria de García. No obstante, en esta oportunidad logró imponerse en las urnas, a pesar de un inicio incierto, salpicado por promesas de estatizar industrias y hasta de arrebatar más de $30.000 millones a los fondos de pensiones privados para ponerlos en manos de un sistema estatal.

Dicha retórica abonó el ascenso de Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, hoy en prisión por delitos de corrupción y el quebrantamiento de derechos fundamentales. Precisamente, Keiko presentó un programa de acción contra la delincuencia –que otrora le granjeó inmensa popularidad a su padre–y de apoyo a la iniciativa privada, también motivo de aclamación en el pasado para su progenitor. La promesa más controversial de Keiko, en los inicios de su campaña, fue la de perdonar y excarcelar a su papá.

Vemos entonces que Humala y Keiko cometieron pecados casi mortales en sus pasos iniciales de la recién terminada contienda. Al tiempo que la derecha y la izquierda se consolidaban con sus militantes, el centro se dispersó entre varios postulantes, principalmente entre las agrupaciones respectivas del expresidente Alejandro Toledo, el banquero y financista Pedro Pablo Kuczinski, y el político Luis Castañeda Lossio. De esta forma, como bien señaló la prensa peruana, la competencia feroz del centro y la incapacidad de sus figuras principales para forjar alianzas, constituyó el fenómeno determinante de las recientes elecciones.

La fragmentación del centro fue correctamente detectada por las campañas de la derecha y la izquierda, y alentaron cambios importantes en sus exponentes a partir de marzo. Humala, el “comandante”, quien ya se había pasado del rojo al celeste en su indumentaria, asumió un discurso más conciliador para proyectar un ideario de político moderado y defensor jurado – sobre una Biblia– del sistema económico imperante. Atrás quedaron las vocingleras promesas de su extenso (180 páginas) programa impreso de Gobierno, donde el capitalismo era descrito como un animal voraz. Pero quizás de mayor importancia fue que algunos brasileños, exasesores de Lula, tomaron el timón de la estrategia de campaña. Y, así, el adiós a Chávez y viva Lula devino en la clave del camino a la Presidencia.

Una ruta parecida adoptó Keiko, quien expresamente prometió no perdonar ni excarcelar a su padre. Su discurso de combate a la delincuencia y afianzar la seguridad ciudadana, muy atractivo entre los sectores urbanos, motivó la contratación de un equipo de asesores en el tema dirigidos por el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani.

Con todo, la suerte posiblemente fue sellada en las últimas semanas de la campaña, en mayo. No hay duda de que el campo de Humala actuó con mayor disciplina y su mensaje de programas sociales caló en el entorno urbano y el ámbito rural. Además, figuras nacionales como Alejandro Toledo y su cuadro asesor, se unieron a Mario Vargas-Llosa y otros personajes destacados que auguraban una Presidencia sosegada. En contraste, el discurso de Keiko fue distorsionado por voceros de su partido que asomaron defensas de Alberto Fujimori y hasta el advenimiento de un régimen de corte autoritario que resucitaría las esterilizaciones forzadas instauradas en los ingratos años de su Gobierno.

Ahora, con su triunfo en las urnas del domingo, Humala deberá alejarse de la poesía de la campaña para gobernar en prosa, como bien dijo un político norteamericano. Ante sí tiene el desafío de velar por mantener el crecimiento de la economía, porque solo así podría, en forma responsable, ampliar los programas sociales que ambiciona. Además, no habiendo obtenido una mayoría parlamentaria, se verá obligado a transar y articular consensos. De esta manera, confirmaría con sus acciones que es realmente un nuevo Lula, no el solapado Chávez enterrador de libertades y de la prosperidad de su país.

Tomado del periódico la Nación de Costa Rica.

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