Obama, contra la pared por la difícil situación económica
junio 12 de 2011 - 10:27 am
Desempleo, el más alto en 25 años, costo de gasolina está disparado y crecimiento será solo del 2%.
Michael Stanley, padre de tres hijos, lleva más de dos años dando tumbos de un lado a otro tratando de encarrilarse en un trabajo que, al menos, le permita pagar la hipoteca de su casa y otros gastos del diario vivir.
"Los ahorros que teníamos se esfumaron. Estamos endeudados hasta el cuello y las cuentas siguen llegando.
Mi esposa siempre me dice que esto no puede durar para siempre, que debe de haber un buen trabajo a la vuelta de la esquina, pero yo ya estoy perdiendo las esperanzas", dice Stanley, un residente de Alexandria, en el estado de Virginia, que se dedicaba a la propiedad raíz, pero que por estos días le apunta a cualquier cosa que le genere ingresos como para llenar la nevera.
La historia de Michael es muy similar a la que viven otros 13,7 millones de estadounidenses que en mayo de este año, de acuerdo con las estadísticas del Departamento del Trabajo, se encontraban desempleados (o 24,6 millones, si se suma el subempleo).
Una cifra que, para los estándares de EE. UU., es alarmante. Desde marzo del 2009, cuando el desempleo en este país superó la barrera del 9 por ciento, este se ha mantenido en niveles similares, salvo por fluctuaciones menores. El último dato, de mayo pasado, lo ubica en un 9,1 por ciento. Se trata del número más alto en 25 años y casi el doble del promedio histórico, que es de 5,5 por ciento (desde 1948 a la fecha).
Lo más grave de la estadística es que deja claro que el país sigue sumido en la crisis económica que estalló en el 2008, pese a los miles de millones de dólares que ha invertido el Gobierno. Esta suma llega a más de 1,6 billones de dólares desde que se aprobó el primer paquete de estímulo económico en enero del 2009 y cuyo objetivo central era inyectar capital para promover el crecimiento y generar empleo.
Al dato del desempleo se sumaron otros que pintan un panorama gris para la economía estadounidense y, por supuesto, para el presidente Barack Obama.
Grandes mayoristas como Target y Wall Mart, al igual que instituciones de crédito como Master Card, reportaron hace algunos días que los consumidores en Estados Unidos redujeron sus gastos en mayo.
Asimismo ADP, compañía que se encarga del pago de nóminas, publicó un reporte según el cual la empresa privada solo añadió 38.000 nuevos empleos el mes pasado, la cifra más baja en casi un año.
Paralelamente, hay registros que indican que las empresas no solo no están contratando, sino que vienen reduciendo sus compras en casi todos los frentes: desde carros hasta computadores y maquinaria.
Y a eso habría que sumarle el alto precio de la gasolina (que no baja de 4 dólares el galón), la caída del mercado inmobiliario, que lleva tres años sin levantar cabeza, y un descenso en la venta de automóviles, sector de la industria que es considerado motor de la economía.
La suma de factores hizo que los economistas de JP Morgan Chase ajustaran las metas de crecimiento para el 2011 a solo el 2 por ciento de PIB, de un 4 o 5 por ciento que se había pronosticado a comienzos de año.
"Un crecimiento tan bajo lo que hace es magnificar los otros problemas en la economía.
Con esa tasa es imposible generar mucho empleo, pues las empresas no están creciendo y, si no hay ganancias ni empleos, no se puede reducir el déficit", dice Steve Moore, especialista económico del Wall Street Journal.
Un lío político
Para Obama, todo esto se traduce en un enorme dolor de cabeza quepuede poner en jaque sus opciones de reelegirse en el 2012. Si bien el Presidente heredó la crisis económica, ha estado al frente del problema por casi tres años y los estadounidenses lo juzgarán por su desempeño.
Las últimas encuestas indican que se está rajando.
Según un sondeo del Washington Post-ABC de esta semana, más de un 60 por ciento desaprueba su gestión en el frente económico y el manejo que le viene dando al déficit fiscal.
Peor aún, la misma encuesta revela que, por primera vez desde que asumió la Presidencia, el público estadounidense tiene más confianza en los republicanos (45 por ciento) que en Obama (42) para enfrentar la crisis por la que atraviesa el país.
Todo eso ha afectado su popularidad, que, de haber alcanzado un 55 por ciento tras la muerte de Osama Bin Laden, ha caído al 47 por ciento, en buena parte gracias a las noticias de los últimos días.
Lo complicado para Obama, y en eso coinciden los analistas, es que las elecciones del 2012 se perfilan como un referendo frente al tema económico. Algo muy similar a lo que sucedió durante el ciclo electoral de 1992, cuando Bill Clinton llegó a la Casa Blanca con su lema: "Es la economía, estúpido".
Sus posibles rivales republicanos lo saben y están sacando el máximo provecho.
Ben Bernanke, jefe de la Reserva Federal de EE. UU., es de los que creen que vienen buenas noticias. Según Bernanke, pese a las malas nuevas recientes, la economía debe acelerarse en el segundo semestre del 2011 y tener un mejor rendimiento en el 2012. En parte, pues se debe estabilizar el flujo de petróleo y partes de automotor, este último, afectado tras el tsunami que devastó Japón.
Pero asimismo, dicen otros, Obama no contará con muchos fondos para estimular la economía. Desde que los republicanos recuperaron el control de la Cámara de Representantes en enero, la pelea ha sido por la reducción del gasto federal -como estrategia para contener el déficit-.
En otras palabras, el Presidente no podrá gastar como lo venía haciendo y no es claro si eso disparará aún más la tasa de desempleo o afectará la recuperación.
Lo que es claro es que, por ahora, Obama está en una carrera contra un reloj que no controla, pero que, sin duda, marcará su suerte.
Los republicanos ganan puntos
El curso de la economía definirá quién será el nuevo presidente de estados unidos y el partido de oposición ya ha comenzado a dar la batalla
"Vamos a necesitar mucho más que retórica para devolver el empleo a los estadounidenses. Lo que vamos a necesitar es un nuevo Presidente", dijo hace poco Mitt Romney, muy posible contendor de Obama en las presidenciales y quien ya lo está superando en los sondeos.
De acuerdo con Moore, las elecciones se definirán en términos muy simples: "El ambiente es muy pesimista y la gente está furiosa porque la economía no despega. Si la situación se mantiene como está, Obama pierde. Si el desempleo baja y los otros indicadores mejoran, entonces tiene buen chance".
Cualquier cosa puede pasar en 17 meses, de aquí a las elecciones, pero es claro que por ahora los demócratas, partido de Obama, están perdiendo terreno.
Tomado del periódico el Tiempo de Colombia.
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