LUCHADOR HASTA LA MUERTE.

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VIVA LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA DE LA CLASE TRABAJADORA

EL PUEBLO TIENE DERECHO A COMER


  • LÍDER, ACTIVISTA, ABOGADO, NOTARIO PÚBLICO, EMPRESARIO EXITOSO.
  • SALARIO MÍNIMO JUSTO DE ¢350,000 MENSUALES.
  • LUCHA CONTRA EL RÉGIMEN CORRUPTO DICTATORIAL DE LOS ARIAS.
  • PROGRESO CON BENFICIO SOCIAL.
  • DEFIENDE CLASE TRABAJADORA, MICRO, PEQUEÑO Y MEDIANOS EMPRESARIOS HONESTOS.
  • CONOCEDOR Y VISIONARIO DE LOS PROBLEMAS DE COSTA RICA.
  • UN PATRIOTA NO SE VENDE NI SE COMPRA.
  • POLITICOS CORRUPTOS DEBEN ESTAR EN LA CÁRCEL, CORRUPCIÓN CANCER DE COSTA RICA.

“La democracia no es algo abstracto, no es que el rico le diga que vive en democracia, no es ir a elecciones cada 4 años. La democracia no es una forma política; es una forma de vida; es acceso al trabajo, estudio, salud, recreación, tranquilidad, es decir; repartir la riqueza a la mayoría, vivir dignamente solo se logra cuando la clase trabajdora tome el poder; hoy la "democracia" capitalista es para los ricos, los demás son simples esclavos modernos”

¡¡¡ BASTA, BASTA, BASTA DE CORRUPCIÓN, CORRUPCIÓN!!!


DESPIERTA PUEBLO, SOLO LA LUCHA ORGANIZA Y BIEN DIRIGIDA NOS HARÁ LIBRES, UNIDOS SEREMOS FUERTES Y VENCEREMOS. VIVA COSTA RICA LIBRE. NO A LOS CORRUPTOS, LADRONES, VENDEPATRIA, NO A LOS POLITICOS TRADICIONALES CORRUPTOS, NO A LA VIEJA POLITICA. NO MINERÍA, NO EXPLOTACIÓN PETROLERA.

martes, 7 de junio de 2011

OTTON SOLIS, NO SABE NADA DE ESTRATEGIA POLITICA, NO HAY ALTERNATIVA SOLO LA UNIÓN ANTE LA DICTADURA CORRUPTA DE LOS ARIAS.

La ética y la unidad nacional

Lo expresadopor Ottón Solís contra Gloria Bejarano es irrespetuoso

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Álvaro Montero Mejía Abogado 09:48 a.m. 06/06/2011

He decidido emprender estas reflexiones sobre los acuerdos que hicieron posible la llamada “alianza por Costa Rica”. La vida política de don Ottón Solís nos ha permitido apreciar las luces y las sombras de su gestión pública y de su forma de pensar. Es evidente que ha hecho girar su propuesta política en torno a dos conceptos. Por un lado, la ética en la función pública, reducida a un pequeño catecismo partidario y a ciertas normas de comportamiento, aunque, como veremos, no necesariamente de urbanidad. Por el otro, una concepción ideológica que don Ottón denomina “el pragmatismo” y sobre el que se extiende en un artículo publicado en la Revista Parlamentaria. Pienso que ambos extremos son, en buena medida, irreconciliables; pero dejemos eso para después.

El profesor Solís ha hecho girar una buena parte de sus prácticas político-partidarias en el acatamiento a rajatabla de eso que considera los principios del Partido Acción Ciudadana. Insistir en los temas de la ética ha sido positivo, máxime que la vida política del país ha estado por años sumergida o influida por la corrupción y el oportunismo. Era importante que alguien se ocupara de insistir en el valor de actuar en la política para servir y no para servirse.

Honradez y política. La verdad sea dicha. La bandera de la honradez y el desprendimiento en la vida política fue enarbolada por las organizaciones de izquierda y entre sus filas se cuentan un buen número de los ciudadanos más nobles y limpios de la historia nacional. Lógicamente, se trataba de una ética fundada en el reconocimiento y la defensa del trabajo como fuerza creadora y fundamental de las sociedades humanas. Ese concepto del valor intrínseco del trabajo humano, fue confirmado por el papa Juan Pablo II en su encíclica Laborem Exercens.

Es cierto que don Ottón impulsó, desde su propia perspectiva, una clara acción contra la corrupción y el engaño de la vieja política. Admirable esfuerzo. Durante algún tiempo, esa función cuasipontificia de Ottón Solís, funcionó como guía en tanto el PAC maduraba como fuerza política sin verse enfrentado a las complejas turbulencias de la política nacional. En efecto, el PAC no había adquirido la madurez o la experiencia suficiente para comprender que el mundo de la política tenía un horizonte mucho más amplio y universal.

Hablamos de la crítica al “capitalismo salvaje”, de la política de alianzas, de la incorporación paulatina de una visión profunda sobre la defensa de la patria y de la vida humana, y no una visión estrecha de la realidad y menos una interpretación simplista de que lo bueno y lo malo, lo moral o inmoral, lo aceptable y lo inaceptable, partían de los juicios casuísticos y la percepción personal de Ottón Solís.

Pues bien, ese acto novedoso de la política nacional que se concretó en las decisiones legislativas del 1 y el 2 mayo pasados ha puesto a prueba, en sus participantes, actitudes fundamentales sin las cuales los pueblos no pueden avanzar. Hablamos de la tolerancia, el antidogmatismo, la flexibilidad táctica, el sentido de la oportunidad, la valoración de lo principal y lo accesorio y, sobre todo, una clara ubicación del enemigo principal dentro y fuera de nuestras fronteras, y todo eso sin traicionar los principios de cada uno.

Por eso he leído con asombro las declaraciones de Solís, en las que se refiere a doña Gloria Bejarano de manera desabrida, grosera y descortés, casi insultante. Consideramos que se trata de una ex primera dama de la República y actual diputada a la Asamblea Legislativa, pero en todo caso, no es la forma como un caballero se refiere a una dama, sin importar su origen social, sus errores o sus virtudes, su rango político o la ocupación a que se dedique. La ética, con mayúscula, nos obliga a todos a darles su lugar a las mujeres, esposas, compañeras, madres, trabajadoras, profesionales o intelectuales, cultas o iletradas, ricas o pobres, poseídas de una especial presencia de ánimo o golpeadas y humilladas por la vida.

Entre otros vilipendios, cito textualmente la crónica del periódico LaNación del lunes 23 mayo 2011: “A mí me parece vergonzoso, dice Ottón Solís, que Gloria Bejarano siga siendo diputada después de haber sido condenada... Eso es increíble. Eso es para que se dé en Nicaragua, yo no sé, en otros países, dijo Solís el viernes a Nuestra Voz de Radio Monumental”.

Como no soy censor ni propietario de un don divino para juzgar, he procurado siempre hacer un esfuerzo por calificar los actos políticos de los políticos y las políticas o de cualquier persona pública, por sus consecuencias prácticas y su congruencia con los deberes ciudadanos que les imponen sus cargos o su figuración. Aunque don Ottón tiene el pleno derecho de decir lo que le dé la gana, yo me tomo la atribución de valorar lo que ha dicho, tanto por la forma como por las necesarias consecuencias políticas objetivas que se derivan de semejante diatriba.

Sus expresiones no se dan en el vacío. Él conoce el papel de doña Gloria y por eso le lanza una provocación.

Es el producto de su enorme disgusto por la alianza, de su vieja reticencia a la unidad de fuerzas, de su dramática limitación para apreciar los alcances de esa alianza coyuntural y sus posibles resultados en la vida política de Costa Rica.

Si del profesor Solís hubiera dependido ese acuerdo, este jamás habría sido posible. Tampoco le habría dado la oportunidad al Gobierno de doña Laura de dar un giro hacia las urgencias populares y nacionales sin facilitarle negocios a nadie, e incluso prescindir de algunos diputados que son representantes por antonomasia de la antiética. Quizás hasta podríamos avizorar, ahora o después, un Gobierno de unidad nacional.

Lo cierto es que el PAC, dentro de la alianza, ha dado un salto adelante. Las intrigas, las agresiones verbales, las provocaciones y la servidumbre pura y simple, harán causa común para derrotar el esfuerzo iniciado.

Otton Solís debería defenderlo y no quedar rezagado por algo más que la lejanía geográfica.

Tomada del periódico la Nación de Costa Rica.

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