EDITORIAL
El gran zarpazo de Ortega
Su ambición continuista se ha impuesto sobre las instituciones nicaragüenses
Hay que hacer todo lo posible por evitar que se consume este golpe a la democracia
Mediante una resolución precipitada, ilegítima y amañada, urdida por la cúpula del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y ejecutada mediante sus magistrados serviles, la frágil democracia nicaragüense ha sufrido un nuevo y serio zarpazo. En una sesión violatoria de sus procedimientos internos, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, con integración exclusiva de miembros sandinistas, declaró nulo el artículo 147 de la Constitución de Nicaragua, que autorizaba la reelección, pero de manera alterna y por una sola vez, para convertirla en consecutiva e indefinida. Con esta decisión, a imagen y semejanza de sus ambiciones hegemónicas, el presidente Daniel Ortega ha dejado claramente establecido su desprecio absoluto por las instituciones de su país y por el pueblo que tanto ha luchado, durante décadas, por construirlas. Basta hacer un recuento de los hechos ocurridos en los últimos días para aquilatar la magnitud de la violación institucional:
Luego de que los partidos opositores, que dominan el Congreso, anunciaran su rechazo a reformar la Constitución, en el sentido deseado por Ortega, este y 109 alcaldes sandinistas presentaron ante el Consejo Supremo Electoral (CSE) una solicitud pidiendo que no les fuera aplicada la prohibición de ser reelegidos consecutivamente. El CSE, que dominan los sandinistas, se declaró “incompetente” para resolver, lo cual abrió la puerta para que Ortega y sus alcaldes presentaran un recurso de amparo.
Este fue admitido por una sala del Tribunal de Apelaciones de Managua (presidida por un sandinista) para que fuera tramitado por la Sala Constitucional de la Corte, que integran tres magistrados afines al sandinismo y tres al Partido Liberal Constitucionalista (PLC), del expresidente Arnoldo Alemán.
El recurso ingresó el lunes de esta semana a la Sala, que lo resolvió el mismo día, y en forma unánime, a favor de los recurrentes: un récord nunca visto en el moroso e ineficaz sistema judicial nicaragüense. Tanto la celeridad como la unanimidad fueron producto de una jugarreta interna: el presidente de la Sala y aliado de Ortega, Francisco Rosales Argüello, no citó a tiempo ni conforme a los procedimientos vigentes a los tres magistrados liberales. Al no presentarse a la sesión, completó el quórum con tres suplentes sandinistas, que votaron según lo había dispuesto su partido.
La decisión quedó de inmediato en firme y, apenas tres horas después de emitida, Roberto Rivas Reyes, presidente del CSE, confirmó su notificación y anunció su acatamiento. La eventual participación de la Corte Plena en el caso no será para ratificar o rechazar el fallo de su Sala, sino para decidir si aplica sus consecuencias a todos los ciudadanos, no solo a los recurrentes.
Estamos ante un atentado directo, y sin rubor alguno, contra la democracia. Parte del designio autoritario y continuista de Ortega; se afinca en un Poder Judicial totalmente politizado; desdeña la vigencia de las reglas procedimentales, y se convierte en una imposición espuria contra el resto de la sociedad y, también, la comunidad democrática hemisférica. Solo se acerca, en gravedad, al enorme fraude cometido por el sandinismo en las elecciones municipales del pasado año.
Nada tiene que ver este vergonzoso episodio con el respeto a las normas, al debido proceso, la parsimonia, la transparencia y la solidez argumental que condujeron, en Costa Rica, a que la Sala Constitucional decidiera anular la norma que prohibía la reelección alterna y por una vez. En ese caso, se podía estar a favor o en contra del fallo, pero este siguió escrupulosamente todos los pasos establecidos, y fue adoptado por los magistrados titulares.
En el caso de Nicaragua, se trata de una manipulación descarada de todos los elementos e integrantes del proceso, para favorecer a quien ejerce la Presidencia. Por esto, aducir, como dijo el magistrado Rosales, que se habían inspirado en Costa Rica, es una ofensa a nuestra democracia y a la inteligencia de los nicaragüenses.
Se abre ahora un período de gran incertidumbre sobre el futuro de Nicaragua. No hay ninguna certeza de que la oposición pueda frenar la decisión ilegítima, pero debe hacer el intento, a partir de una verdadera unión en torno a los valores democráticos, y acudiendo a todos los instrumentos posibles de presión pacífica, dentro y fuera del país.
Esperamos que los acompañe una verdadera solidaridad interamericana. Es mucho lo que se juega como para permitir que Ortega se salga con las suyas.
Tomado del periódico La Nación de Costa Rica.
COMENTARIO:
Este periódico de que se queja, o simplemente muestra su doble moral, denuncia cuando le conviene y calla cuando le conviene, cuando Oscar Arias presidente de Costa Rica actualmente reformo nuestra constitución política empleando los mismos argumentos jurídicos, las respectivas salas emiten los mismos considerando, y ambos mandatarios hacen el mismo procesamiento fraudulento, comprar magistrados, trámite rápido, inclusive Oscar Arias en su primer intento falla y lo intenta de nuevo dos años después y la pega y se reelige y este periódico guardo silencio porque era su socio el que se elegía, porque tanto brinco si el suelo esta parejo, resulta que este periódico golpista es defensor de la democracia de Costa Rica y de Nicaragua.
BASTA YA DE DES INFORMACIÓN!!!
Lic. Félix Domínguez
07:08 22/10/09
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