Asediado por periodistas y pueblo Callahan huye de la Universidad Centroamericana
El embajador norteamericano se negó a responder preguntas de la prensa y fue protegido por el equipo de seguridad de su embajada y agentes antimotines, pero no pudo escapar a la protesta de numerosas personas situadas en los accesos a la UCA
El embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, pudo palpar personalmente el repudio de la población nicaragüense y de los medios de difusión del pueblo al acudir a la Universidad Centroamericana (UCA) para participar en la inauguración de una Feria Internacional Turística.
Hasta allí llegó el rechazo de los hombres de prensa que le exhortaban a brindar alguna excusa a los indignados pobladores quienes le calificaban de injerencista e intervencionista por sus manifestaciones públicas a favor de la oposición al gobierno y contra el fallo de la Corte Suprema de Justicia, un Poder del Estado nicaragüense que devolvió al pueblo el derecho de elegir libremente a sus gobernantes.
Ante el acoso periodístico y protegido por las fuerzas antimotines solicitadas por su guardia personal, Callahan, muy nervioso, se refugió en la biblioteca José Coronel Urtecho por más de media hora y consumiendo, según los presentes, varios medicamentos, a la vez que recibía como único apoyo el de reporteros de los periódicos de la derecha.
Después, unos ocho agentes antimotines y seis oficiales de seguridad de la embajada norteamericana lo custodiaron celosamente para que pudiera caminar al menos unos 100 metros, donde lo esperaba su vehículo.
Sin embargo, el intento fue en vano, pues los medios de comunicación (a excepción de los representantes de La Prensa, El Nuevo Diario y Canal 2), le cuestionaban y le reclamaban declaraciones y excusas por provocar, incitar e inmiscuirse en los asuntos internos del país.
Al final, periodistas y camarógrafos fueron golpeados por los antimotines y agentes de seguridad norteamericanos.
Así fue que Callahan pudo salir, y muy asustado, fue prácticamente tirado en el interior de su vehículo para ir a refugiarse a otro sitio de la universidad, pues decenas de manifestantes se apostaron en los principales accesos del Alma Mater con el objetivo de patentizar su protesta ante el injerencista diplomático..
En los semáforos de los accesos, jóvenes universitarios impidieron el paso de los vehículos y con canciones revolucionarias, no permitieron que Callahan saliera por el portón norte de la UCA.
Algo similar ocurrió en otras dos salidas pues habitantes de los barrios capitalinos llegaron a decirle a Callahan: "¡Acordate de Sandino!”.
Mario Barahona, del barrio Rigoberto López Pérez, manifestó que el pueblo nicaragüense, está cansado que fuerzas externas se apropien del derecho de opinar sobre los temas políticos que competen únicamente a los nicaragüenses.
“Aquí ningún gobierno extranjero e imperialista puede decirnos qué debemos hacer, los nicaragüenses somos libres, soberanos e independientes, a Callahan le decimos que se vaya de este país”, dijo .
Por su parte Patricia Robles, de la colonia Máximo Jerez, se apostó en el portón sur, para “gritarle a ese yanqui que abandone nuestro país, los hijos de Sandino no lo queremos, que se vaya”.
El principal motivo de la indignación popular es que Callahan, durante un encuentro con políticos neoliberales, confirmó que se reúne constantemente con la oposición chingastera, para buscar la desestabilización del gobierno sandinista.Tomado del periódico La Voz del Sandinismo de Nicaragua.
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